LOS DESTERRADOS DE LA CASTILLA PROFUNDA
Fueron años de ir callando, viendo las
cosas injustas, yo era niño y fui anotando, los desprecios que no gustan. Un
personaje de historia, marcó sus reglas de vida, el que no le caía bien, tuvo
que emprender la huida. Hombres con mentes inquietas sin comentar su salida,
vieron la noche su meta y el rumbo de su partida. Aferrados al silencio, como
quien marcha a escondidas, unas sombras tenebrosas les dieron la despedida. Los
motivos nadie sabe, las palabras reprimidas, el humano si algo esconde no quiere
gente en su huida. Aquellos años de plomo, con farolas encendidas, hubo gentes
con decoro que abandonaron su villa. Castilla siempre llorando, en sus horas
reprimidas, atrás quedaba sembrando mucha y penosa semilla. Grama, mielgas y
cardillos en muchas fincas crecían, y las gentes desterradas nadie sabe dónde irían,
Pasaron meses y años en tan triste letanía, y algunos hombres volvieron para
saber de su villa, recogieron los saludos, algunos con alegría, otros tan solo
dejaron su penosa sintonía. Los años de los destierros, eran tristeza en su
vida, caminaron por los cerros, buscaron tierra perdida. Años llenos de
miseria, entre la pena afligida, en aquellas noches serias los sueños les daban
vida. Entre cantos de sirenas y palabras
imprimidas, sintieron ver sus condenas entre sombras escondidas. Años de penas
calladas, que buscaban las sonrisas, entre murallas cargadas con muchas
malditas brisas. Castilla pobre y
callada, Castilla lloró afligida, al ver que su gente amada se marchaba
confundida. Eran años de castigos, eran sendas escondidas, dónde quedaron
amigos, con las manos extendidas. Se han pasado muchos años, se quieren curar
heridas, habrá que olvidar los daños que sufrieron ciertas vidas. Humanos sin
ser humanos, católicos de mentira, los hombres si son cristianos piensan que
existe otra vida. De nada valen consejos, ya la etapa está perdida, viendo las cosas
de lejos, ves cómo fue aquella vida. Desterrados del silencio, sin campanas ni
octavillas, se llevaron el desprecio de caciques de sus villas. Años llenos de
misterio entre palabras sentidas, en algún momento serio vieron sus vidas
perdidas. Hubo sendas de lamentos, con miserias distinguidas, les faltaron
alimentos y les sobraron heridas. Puede que siga callada una enorme mayoría, la
historia está condenada a ver que la noche es fría. No se callaron los vientos,
ni se perdieron los pinos, atrás se ven sufrimientos de los penosos destinos.
Desterrados sin motivo, sin entender las razones, sin conocer adjetivo que les
diera explicaciones. Sombras del tiempo pasado que quieren buscar olvido, más
el que fue condenado no debe estar escondido. No vale todo en la noche, si la
vida es don divino, el cielo guarda el reproche a quien destruye el camino.
Desterrados en la noche, sin conocer su
mal signo, nadie debe hacer derroche
de ser brutal asesino.
G X Cantalapiedra.
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