martes, 29 de septiembre de 2015
SE REFUGIABA EN DINERO MAL GANADO
SE REFUGIABA EN DINERO MAL GANADO
Aquella noche del mes de noviembre, de 1980, era para aquel hombre del asfalto madrileño, un relax de tiempo y disfrute, se encontraba en la Glorieta de Ruiz Jiménez, en una cafetería de mucho movimiento, allí se juntaban varios amigos de la noche bohemia, este hombre que desde hacia poco tiempo había progresado muy rápidamente, se le notaba nervioso, había dejado años atrás de ser conductor de un pequeño camión, en una fabrica de galletas, en la calle tenia mal aparcado su automóvil , pero a las dos de la madrugada, no sentía ningún miedo por ser multado, allí parece que el mismo contrataba viajes raros, a distintos lugares de España, por encontrarse el un poco enfermo, y pendiente de una operación de estomago, los viajes que ofrecía, eran fáciles de circular, pero tenían algo que a veces no se enteraba, el conductor de Taxi o de coche particular. El tal individuo parece que la mala vida, le había dado a ganar dinero, y algunos conocidos suyos, querían seguir su camino, aunque no sabían el peligro que corrían ante las leyes, el veneno de poder ganar dinero en pocas horas, les hizo algunos correr bastantes riesgos, todo aquello era como una lotería sin números premiados, pero todo tiene su riesgo en esta vida, y en la misma cafetería tomaban café algunos policías, que sin levantar sospechas, recogían las matriculas de algunos coches allí aparcados, en su mayoría mal. Parece que algún coche inicio el recorrido, del cargamento prohibido, haciendo como el hombre este les indicaba, nunca circulando por carreteras nacionales, a todo más, solo cruzarlas, y sin poner en peligro vuestra mercancía. Aquellas rutas de la maldita droga, llevaron algunos conductores a ser clientes de tan maldito vicio, y el mismo hombre que allí contrataba, no salió del hospital vivo. Parece ser que su delgadez le provenía de alguna enfermedad maligna, que ya en aquella noche se le presentaba, ya que una vez saco su pañuelo, y le mancho de sangre que le salía por su boca, el no lo daba importancia, pero sabia que era cuestión de tiempo, aquel mal que le tenia en los huesos, su ropa era elegante, sus zapatos de charol brillantes, con su camisa azul de seda, y dejando ver su cartera, que estaba repleta de dinero, con billetes de muchas pesetas, todo aquello parecía a ver venido del cielo, invitando a sus nuevos correos, quizá para despedirse de ellos, ya que tenia la muerte esperando a la vuelta de la esquina, como se dice vulgarmente. Pienso que el sabia que le quedaba muy pocas horas de vida, y entonces quería presumir, delante de algún compañero, que llevaba una vida de trabajo y honradez ejemplar. La noticia no tardo mucho tiempo en llegar, a dicha cafetería, pasadas tres noches, alguien comento, se ha muerto “el marques”, que tenia tantos negocios, y que aquí daba trabajo raro. Algún conocido de el comentó, de su tiempo pasado, que tenia muchas lagunas, primero anduvo dando bandazos en el transporte de mercancías, y luego sin saber como ha tenido varios coches, que les cambiaba enseguida por otros más nuevos, para despistar a no se sabe quien. Todo aquello se hizo comentar, Que el dinero mal ganado, suele arrastrar muchos problemas, no solo de salud, si no de las propias amistades que le habían dado de lado, algún viejo amigo de el muerto, no quería tener relación con el , por no verse involucrado en negocios, poco transparentes, Aquella cafetería dejo de ser el paradero, de aquellos hombres de la noche madrileña, que quizá alguno, llego a ser correo de tan maldita mercancía, y entonces al morir “el Marques” , aquel maldito negocio, dejo de ser aquella cafetería un lugar de encuentro. Muy pocos bohemios de la noche madrileña, llegaron a conocer a dicho personaje, que al fallecer parece que se quedo en el olvido, y sus viejos amigos ni hablaban de el en publico, nadie sabe donde le enterraron, ni quizá como se llamaba de nombre, a veces la realidad supera a las películas de acción, y las gentes se mueren sin dejar, sus señas de identidad publicas, para que al morir, puedan descansar de sus hechos maliciosos, G X Cantalapiedra.
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