martes, 19 de junio de 2018

EL CABALLO ASESINO


                                    EL  CABALLO  ASESINO
En el año 1930, existió un caballo, que todo el contorno de aquellos lugares de La Castilla Profunda, le llamaron el “Caballo asesino”. Y no se equivocaban nada, ya que al parecer antes de ser vendido por un tratante de ganado caballar, había matado a un mozo de cuadra, de una enorme patada trasera, como decían en aquellos lugares de una teína. Y una vez llegado aquel lugar castellano, sin nadie conocerle, parece que llego algún rumor sobre su fama de asesino. El caballo no dejaba de observar al mozo de mulas que lo llevaba, para labrar las tierras de un señor labrador de aquella villa. Y sin tardar demasiado, ya que aquella mañana había sido llevado a herrar sus cuatro herraduras, y ya el caballo no parecía ser amigo de nadie, ya que el mancebo herrador, tuvo que ponerle el acial, para que se estuviera más quieto, y después de tener que echarle una cuerda por sus patas traseras, para que no pudiera dar sustos, no le quedó más remedio, que tener que dejarse herrar. Y después de estar todo el día labrando la tierra con un arado romano, al llegar a el patio o corral de su dueño actual, dejo que aquel hombre que le llevaba a trabajar, se pusiera a su alcance, y al no hacerlo en el patio, al entrar en la cuadra, soltó sus patas traseras al tiempo, con tal fuerza, que el obrero mozo de mulas, cayó casi muerto, el médico rural de aquella villa, no pudo más que declarar su defunción, y el caballo sin tardar demasiado tiempo, intento pisarle de nuevo para conseguir dejarle destrozado, y al ver que era tiempo de salir corriendo, se marchó hasta la trasera de la casa, y con los dientes levanto el palo que sujetaba dicha trasera, además del cerrojo grande que tenía, sin esperar a que su dueño vengara la muerte de aquel hombre, que tenía fama de ser muy buena persona. El caballo parece que salió de la villa, por la zona del Calvario Viejo, y con las últimas luces se alejó sin saber dónde podría encontrarse, La Guardia Civil de entonces que apenas tenía medios para seguir la pista del caballo, espero a que amaneciera el día siguiente, para tratar de encontrarlo. Más todo fue demasiado difícil, ya que se alejó camino del río Duero, y en su zona de pinares se adentró, comiendo todo lo que por el camino fue encontrando, y cuentan las viejas leyendas que a unos recogedores de piñas, les hizo huir, ya que sus coces terribles les pusieron en alerta, y tuvieron que dejar incluso los sacos con sus piñas, para no sufrir sus mordiscos o patadas delanteras y traseras. El caballo asesino se hizo el fuerte por aquellos campos casi entonces desiertos, Y pasados unos siete días, un pastor con su rebaño que pastaba por entre los pinos piñoneros, vio venir al caballo que en toda la comarca se le buscaba, para incluso darle su muerte, y que hablaban de él, de una forma fantasiosa, aunque el pastor pudo comprobar en pocos momentos, su forma de actuar, ya que se abalanzó sobre el burro que el pastor llevaba con el rebaño, y dándole varias coces le dejo medio muerto, el pastor le lanzo su cayada, pero el caballo se enardeció, y tuvo que el pastor buscar el refugio de un pino para impedir su gran ataque, después de atacar a varias ovejas y que el rebaño se dividiera en varios puntos entre los pinos, se decidió marchar a galope tendido entre aquellos pinares de suelo arenoso, aunque sin esperar el caballo que se pudiera encontrar con un cazador de liebres, que portaba una escopeta de dos cañones, y que al verse atacado por dicho caballo, le disparo dos cartuchos sobre su cara, dejándole al caballo en estado moribundo, y que minutos más tarde otro cazador le rematara, para después la Guardia Civil certificara su muerte.  G X Cantalapiedra. 

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