EL
CABALLO ASESINO
En el año 1930, existió un caballo, que todo el
contorno de aquellos lugares de La Castilla Profunda, le llamaron el “Caballo
asesino”. Y no se equivocaban nada, ya que al parecer antes de ser vendido por
un tratante de ganado caballar, había matado a un mozo de cuadra, de una enorme
patada trasera, como decían en aquellos lugares de una teína. Y una vez llegado
aquel lugar castellano, sin nadie conocerle, parece que llego algún rumor sobre
su fama de asesino. El caballo no dejaba de observar al mozo de mulas que lo
llevaba, para labrar las tierras de un señor labrador de aquella villa. Y sin
tardar demasiado, ya que aquella mañana había sido llevado a herrar sus cuatro
herraduras, y ya el caballo no parecía ser amigo de nadie, ya que el mancebo
herrador, tuvo que ponerle el acial, para que se estuviera más quieto, y después
de tener que echarle una cuerda por sus patas traseras, para que no pudiera dar
sustos, no le quedó más remedio, que tener que dejarse herrar. Y después de
estar todo el día labrando la tierra con un arado romano, al llegar a el patio
o corral de su dueño actual, dejo que aquel hombre que le llevaba a trabajar,
se pusiera a su alcance, y al no hacerlo en el patio, al entrar en la cuadra, soltó
sus patas traseras al tiempo, con tal fuerza, que el obrero mozo de mulas, cayó
casi muerto, el médico rural de aquella villa, no pudo más que declarar su
defunción, y el caballo sin tardar demasiado tiempo, intento pisarle de nuevo
para conseguir dejarle destrozado, y al ver que era tiempo de salir corriendo,
se marchó hasta la trasera de la casa, y con los dientes levanto el palo que
sujetaba dicha trasera, además del cerrojo grande que tenía, sin esperar a que
su dueño vengara la muerte de aquel hombre, que tenía fama de ser muy buena persona.
El caballo parece que salió de la villa, por la zona del Calvario Viejo, y con
las últimas luces se alejó sin saber dónde podría encontrarse, La Guardia Civil
de entonces que apenas tenía medios para seguir la pista del caballo, espero a
que amaneciera el día siguiente, para tratar de encontrarlo. Más todo fue
demasiado difícil, ya que se alejó camino del río Duero, y en su zona de
pinares se adentró, comiendo todo lo que por el camino fue encontrando, y
cuentan las viejas leyendas que a unos recogedores de piñas, les hizo huir, ya
que sus coces terribles les pusieron en alerta, y tuvieron que dejar incluso
los sacos con sus piñas, para no sufrir sus mordiscos o patadas delanteras y traseras.
El caballo asesino se hizo el fuerte por aquellos campos casi entonces desiertos,
Y pasados unos siete días, un pastor con su rebaño que pastaba por entre los
pinos piñoneros, vio venir al caballo que en toda la comarca se le buscaba,
para incluso darle su muerte, y que hablaban de él, de una forma fantasiosa, aunque
el pastor pudo comprobar en pocos momentos, su forma de actuar, ya que se abalanzó
sobre el burro que el pastor llevaba con el rebaño, y dándole varias coces le dejo
medio muerto, el pastor le lanzo su cayada, pero el caballo se enardeció, y
tuvo que el pastor buscar el refugio de un pino para impedir su gran ataque, después
de atacar a varias ovejas y que el rebaño se dividiera en varios puntos entre
los pinos, se decidió marchar a galope tendido entre aquellos pinares de suelo
arenoso, aunque sin esperar el caballo que se pudiera encontrar con un cazador
de liebres, que portaba una escopeta de dos cañones, y que al verse atacado por
dicho caballo, le disparo dos cartuchos sobre su cara, dejándole al caballo en
estado moribundo, y que minutos más tarde otro cazador le rematara, para después
la Guardia Civil certificara su muerte. G
X Cantalapiedra.
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