martes, 6 de marzo de 2018

LA CALLE REAL PARA BAJAR A LA ESCUELA


LA CALLE REAL, PARA BAJAR A LA ESCUELA
Años llenos de promesas entre sueños infantiles,
besos juegos y rarezas buscando cosas afines.
Bajamos La Calle Real para llegar a la escuela,
siempre llevando el cavas mientras gastábamos suela.
En las mañanas tranquilas de días de primavera,
a veces guardando filas con la esperanza a la vera.
Aquellas viejas aceras de cantos descoloridos,
hicieron largas esperas en momentos deprimidos.
Un maestro de mí infancia nos daba su compañía,
Don Quiterio se llamaba y era clase de armonía.
Los años fueron pasando en perfecta sintonía,
hubo clases de ir pensando donde reino la alegría.
Compañeros de la infancia codo a codo cada día,
sin existir elegancia vivimos la tarde fría.
Son recuerdos lasecanos envueltos en sinfonía,
con los músicos tempranos que daban su simpatía.
Años que dejaron huellas para muchos emigrantes,
que soñaron noches bellas en sus penosos instantes.
Ahora recorro la calle entre pensamientos sanos,
y reluce algún detalle al lado de mis hermanos.
Aceras llenas de niños, por las calzadas los carros,
eran tiempos de cariños con aquellos grandes barros.
Cuantos recuerdos perennes, cuantos ratos olvidados,
la vida te da vaivenes que ya no son recordados.
Han pasados muchos días, La calle Real ha cambiado,
más siguen las noches frías sin ver el cielo nublado.
Los recuerdos siguen vivos, aún les vamos apuntando,
habrá quien ponga adjetivos que a veces les van dañando.
            G X Cantalapiedra.

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