ENTRE
GRITOS DESGARRADOS
Eran finales del año 1985, cuando en
aquel lugar cerca del Río Duero, se conoció la visita de seres extraños o
extraterrestres. Todo parecía tranquilo en aquel lugar, donde apenas se
comentaban las peripecias de sus habitantes, que en su mayoría vivían de sus
faenas agrícolas. Más aquella tarde noche, el ambiente fue muy distinto, un
tractorista desde su tractor, vio interrumpida su labor, era la metida del sol,
que en aquellos días de diciembre, a las seis de la tarde oscurecía, y el
tractorista trataba de terminar su labor de arar un rastrojo a vertedera. Cuando
delante de sus ojos, vio unos seres mucho más altos que los humanos, que le
indicaban que parase su tractor, eran momentos de poca luz, pero de repente, se
ilumino todo el campo cómo sí fuera de día, y el tractor que circulaba
despacio, con sus arados de vertedera, labrando la tierra, y el acelerador de
mano puesto, no paro, al quedarse en blanco su tractorista, continuando su
camino por la parcela que estaba labrando, más el hombre sintió cómo un fogonazo
en su pecho, que le dejo noqueado, y el
tractor continuo su rumbo sin controlarle nadie su dirección, hasta llegar a
una cuneta, donde sin control volcó, y parece que un taxista que pasaba por
allí, paro ya que antes había visto el fogonazo de luz, sobre aquel trozo de
terreno, y recogió al tractorista llevándole hasta el pueblo de donde procedía,
y en su clínica, le comento al médico lo que había presenciado, cosa que el
tractorista, seguía en coma, sin apenas ninguna herida a la vista, y sin volver
en sí, después de echarle agua por la cara y el cuello, el tractorista volvió
en sí, pero sin acordarse de nada de lo que acababa de pasarle, el médico pensó
que podría a ver sido un momento de sueño, que con la metida del sol, se había
adueñado del hombre, El silencio fue notable, más al día siguiente el
tractorista no dejaba de devolver, su cuerpo parecía hinchado, y sin ganas de
poder comer nada de nada, y empezó a recordar su episodio anormal. Acudiendo al
médico rural, que sin saber la solución a tomar, le mando a Valladolid, al
Hospital Clínico, para que le pasaran revista, o le hicieran análisis de todo
el cuerpo, Ya que al médico le llegaron algunas voces, comentándole lo que
aquella tarde noche, paso en las orillas del río Duero, y aunque era un hombre
poco adicto a fantasías, decidió quitarse el problema de encima, al llegar al
Hospital por urgencias, le iniciaron las preguntas de su problema de salud,
cosa que el hombre respondió entre líneas, ya que pensaba que podrían pensar
los médicos que les quería tomar el pelo, y sin muchas explicaciones, empezaron
analizarle, y comprobaron su estado físico, que tenía en aquel momento, su
estomago se encontraba quemado por dentro, y sus pulmones y otras partes de su
cuerpo, estaban funcionando casi de misterio, los médicos no entendían nada de
lo que aquel hombre le había pasado, rápidamente le mecanizaron hasta la
respiración, todo su cuerpo estaba machacado, por aquella ráfaga de calor que
notó, cuando sobre el tractor, vio aquellos seres grandullones entre dos luces,
y al no parar su marcha, por estar el acelerador de mano puesto, y su miedo le
paralizo todo su cuerpo. Se acordaba del agua que el médico le echo encima para
que se despertara, y las molestias dentro de su pecho, que no le dejaban
descansar en aquella fatídica noche. Que tan solo quería que acabara cuanto
antes, para en la mañana, acercarse a la consulta del médico rural, y tratar de
explicarle lo mejor posible su terrible encuentro, con aquellos seres que le
trataron de eliminar, cosa que en el Hospital Clínico, no creían en tan fatal
encuentro, pasados varias días el tractorista falleció, su certificado de
defunción decía. Fallos múltiples sobre el organismo, con pulmones y demás
intestinos anulados. G X Cantalapiedra.
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