lunes, 20 de mayo de 2019
CON LA MIRADA PERDIDA
CON LA MIRADA PÉRDIDA
Aquel hombre tan perdido
le conocí de pequeño,
quedándome sorprendido
al verle poco risueño.
Se marchó de nuestra Villa
cual pájaro aventurero,
era de gente sencilla
y en la escuela no el primero.
En sus ojos vi reflejos
entre penas enmarcadas,
le noté venir de lejos
con sus manos demacradas.
Nos miramos de pasada
como sin reconocernos,
era su cara angustiada
de sufrir por los inviernos.
El no quiso dar la vuelta,
yo apenas le recordaba,
es como cerrar la puerta
a cierta etapa olvidada.
Hay momentos en la vida
que quieres borrar las huellas,
y no reclamar la herida
de las tardes poco bellas.
Deja que siga el paisano
su camino a las estrellas,
nunca le negué mi mano
ni busque sendas de aquellas.
Cuando caminas tranquilo
sin querer vivir torpezas,
no buscas nunca ese filo
que pueden dar las perezas.
Noté sus pasos sin prisa
entre la tarde despierta,
quizá no tenga sonrisa
y menos su puerta abierta.
G X Cantalapiedra.
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