NAVEGANDO
EN CATALUÑA
Por
el mar Mediterráneo
voy navegando contento,
jamás
me sentí foráneo
derrochando
sentimiento.
Entre
brisas catalanas
con
olas de fuerte viento,
mí
barco por las mañanas
vibraba
con mucho aliento.
Cuando
pise en Barcelona
me
llene de encantamiento,
pensé
que siempre razona
su
fe de convencimiento.
El
Mediterráneo altivo
nos
llena de sus reflejos,
algunos
con adjetivo
al
ver sus costas de lejos.
Navegando
sin temores
con
un ritmo aventurero,
se
conocen los candores
de
algún sueño marinero.
Olas
que marcan caminos
de
diferentes culturas,
a
veces los bellos signos
son
destinos de amarguras.
Viendo
los puertos lejanos
cómo
quedan sus estelas,
pienso
que muchos humanos
no
saben subir las velas.
Navegando
en Cataluña
el
corazón va sintiendo,
que
no es una tierra extraña
y
el mar lo viene diciendo.
G X Cantalapiedra.
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