sábado, 24 de febrero de 2018

EN LA POZA DE LOS LOBOS


EN  LA  POZA  DE  LOS  LOBOS
La memoria va anotando
muchos ratos tenebrosos,
parece que están brillando
ciertos momentos penosos.

Una culebra perdida
en la Poza de Los Lobos,
con una fuerza imprimida
que dio saltos muy rabiosos.

Corriendo surcos a arriba
se alejo mientras silbaba,
ella se trazo su cima
y vimos que se alejaba.

En la Poza de los Lobos en época de verano,
su presencia dejo cotos en su cerco poco humano.
Eran las doce del día con un sol despendolado,
yo temí por mí armonía al ver su rumbo ocultado.
Las mulas tuvieron miedo, en su mundo acomplejado,
la culebra tiene un credo de hacer su rumbo malvado.
Corriendo surcos arriba sin ver su rumbo grabado,
el labrador en su criba, jamás usara el arado.
Culebra de más de un metro, cómo un potro desbocado,
el mirarla daba miedo, y  yo la tuve a mi lado.
En La Poza de Los Lobos en los surcos ya segados,
la culebra dejo flojos hasta los haces atados.
Sus cinturas se movieron cómo rayos impregnados,
los segadores dijeron tiene venenos muy malos.
Por el Camino del Puerto marche cómo un liberado,
de tan terrible sorpresa y con el rostro asustado.
Aquella feroz culebra de rastrojos y sembrados,
la noté cómo una fiera que jamás tendrá cuidados.
Era a finales de julio, cuando el sol te iba quemando,
atrás se quedaba junio con los cereales granando.
Los viñedos de La Seca, estaban muy disgustados,
al ver que su propia meta eran majuelos plantados.
En La Poza de los Lobos con la culebra a mí lado,
entendí que muchos logros tienen peligro rodado.
La sed las vuelve rabiosas en los tiempos de verano,
las horas más calurosas, hacen su mundo inhumano.
    G X Cantalapiedra.

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