lunes, 9 de noviembre de 2015
MUJERES REPRIMIDAS Y A VECES PERSEGUIDAS
MUJERES REPRIMIDAS Y A VECES PERSEGUIDAS
Aquella tarde del mes de noviembre, no era una tarde cualquiera, la vecina del quinto, sentía una obsesión por estar cerca de la vecina del tercero, y aquella tarde la invito a salir con ella en el coche, para después efectuar unas compras, todo sucedía de tal forma, que nada parecía anormal, pero en el camino hacia los grandes almacenes, la vecina del quinto, la soltó a su vecina del tercero, que ella con su marido, no tenía ninguna relación amorosa, que en el fondo era una mujer desgraciada, que no tenían ningún gusto parecido, y que había determinado hasta el separarse de él, la vecina del tercero, la respondió, “ No me digas que tú con lo guapa que eres no le encandilas a tu marido”, la respuesta fue la siguiente, ni me interesa encandilarle, ni darle ningún afecto, ya que mis gustos caminan por otro lado, la vecina del tercero la pregunto, “No me creo que estés pensando en otro hombre, pues tu marido tiene muy buen tipo y seguro que le saldrían más de una novia”, La vecina del quinto respondió deprisa, no es esa la cuestión, lo que me pasa a mi es que no quiero más hombres, te diré la verdad, me agradaría de corazón ser una mujer feliz aunque no viviera contigo, pero ser tu amante. La vecina del tercero se quedo muda, no esperaba nunca poder interesar a otra mujer, y en este caso, siendo más joven bella y elegante que ella, la mujer que la estaba pretendiendo, tenía como diez años menos, sin saber que decir se quedaron las dos mujeres mudas, el automóvil seguía circulando, y sin volver hablar, la vecina del quinto soltó la mano derecha del volante y apretándola contra ella a su vecina, exclamo, “Seria la mujer más feliz del mundo si empezáramos una relación de mujer a mujer, el silencio volvió de nuevo al coche, se miraron como si fueran dos personas que no se entendían, las dos mujeres mirándose de reojo, sin expresar mucho más sus condiciones humanas, en poco tiempo llegaron al centro comercial, aparcando en su subterráneo el automóvil, salieron sin prisa del aparcamiento, y por la escalera mecánica subieron camino del centro comercial, donde de nuevo la vecina del quinto llevo la voz de mando, subiremos primero al supermercado, y luego visitaremos la ropa y zapatos, en ese tiempo la vecina del tercero, pensaba, esta mujer esta medio trastornada, todo lo bien que vive y el dinero que la da su marido, y encima es infiel, queriendo buscarse otra mujer que la entienda, y la de el cariño que su marido según ella no la da. Yo no debo de hacerla caso, si mi marido se entera, seguro que me amenaza con la frase más terrible, no puedo hacerla caso, aunque pasarme un rato con ella, por probar quizá no fuera tan malo. En su mente de vecina mayor, pasaban muchas ideas, entre ellas nunca a ver abrazado a una mujer con sentido de llegar a tener una aventura lesbiana, sus problemas mentales no la dejaban hacer la compra en paz, todo la parecía pecaminoso e inmoral, pero aquella oferta, la había dejado descolocada, nunca en su vida de soltera y casada, la había pasado nada parecido, la miraba a su vecina del quinto de lado, y veía que era todo una mujer de una vez, ya que tenía un cuerpo fabuloso, sus piernas bien hechas y torneadas, su pechos provocativos, digamos una mujer diez, de las que levantan pasiones y emociones, y ella sin darse cuenta era el capricho de aquella vecina, que no sabía a donde podrían llegar de hacerla caso, el final de la compra la realizaron sin más problemas, y después caminaron hasta la escalera mecánica de bajada al garaje subterráneo, una vez allí, colocaron la compra en el maletero del coche, y subieron sin grandes prisas, la vecina del quinto, antes de ponerse el cinturón, la abrazo a la vecina del tercero, y sin dudarlo la dio un fuerte beso en la boca, y sus labios se quedaron atónitos, sin saber que hacer, ante tal situación. La vecina del quinto, la comento, no creas que te vas a quedar embarazada de mí, ni te pienso pegar ninguna enfermedad sexual, tan solo que me harías feliz, y yo te prometo que tu serías también feliz conmigo, todas aquellas promesas se quedaron en el automóvil, porque la vecina del tercero, al apearse del coche, la dijo a su vecina del quinto. “ De momento lo pensaré, ya que yo nunca tuve relaciones con mujeres, y si te digo la verdad, mi marido solo ha sido el único hombre que he conocido, tu ofrecimiento me ha dejado descolocada, ya te hablaré del asunto. G X Cantalapiedra..
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