miércoles, 11 de noviembre de 2015
EL HIJO FUE BANDOLERO Y QUISIERON HACERLE MARTIR.
EL HIJO FUE BANDOLERO Y QUISIERON HACERLE MARTIR
En aquella tarde del mes de enero, de 1972, la policía estaba esperando su llegada, aquel barrio conflictivo de Madrid. El joven a quien tenían orden de detener, en esos momentos tenía 18, años, su carrera delictiva, marchaba viento en popa, disponía de un apartamento de lujo en un barrio señorial, de las afueras de la capital, donde vivía acompañado de una joven de su edad, en su barrio había creado una historia demasiado opulenta, y el padre de aquel joven, hombre trabajador y autónomo, le había regañado mucho a su hijo, viendo el camino que había tomado de delincuente, sin que su hijo le hiciera el menor caso, y habiendo atracado varios bancos, en diferentes lugares de España, sin a ver sido detenido por la policía que le seguía los pasos. En su barrio corría la droga dura en aquellos momentos, y algunos de sus amigos, estaban deseando seguirle para poderse pagar el maldito vicio que les buscaría la muerte. Todo parecía una película de bajos fondos de Estados Unidos, pero la realidad superaba a las propias películas, aquel joven con coches robados, circulaba en cualquier momento, por encima de la velocidad media permitida, y no era fácil detectarle, sabia por algún viejo amigo, que estaban detrás de sus pasos, solo a la policía les quedaba el esperar que regresara a ver a sus amigos y compañeros de fechorías, como así paso, después de cerrarle el cerco, aunque se confío demasiado de su suerte, y sin poner muchas precauciones llego aquella tarde para reunirse con sus compinches, y tratar de seguir su camino de robar a empresas o bancos con dinero en efectivo, su llegada debió de ser rápida y haciendo sonar el tubo de escape. La policía estaba vestida de paisano, y espero su bajada del automóvil, ya que conocían sus movimientos en aquel coche robado. Antes de poner el pie en la calle le echaron el alto, y entonces el joven sin pensarlo dos veces arranco el coche intentando salir de allí lo más rápido, aunque de nada le sirvió, ya que un disparo certero le alcanzo en el pecho ya dentro del coche, y tan solo se pudo ver como agonizaba en dicho barrio conflictivo, sin poder curar la herida que le busco la muerte. Eran 18, años los que tenía, los amigos que algunos llegaron a ver como le habían tratado de detener, vieron su futuro peligrar, ya que él era el líder de toda su camarilla de futuros muertos vivientes, como después se pudo comprobar. Su apellido se vio escrito en paredes, sin nadie darle la menor importancia, toda la gente del barrio sabía cuál sería su final, y el pronosticó estaba escrito en la mente de todas las personas que conocían sus andadas. La compañera del joven fue detenida en el apartamento, y llorando como una niña que apenas sabia donde se había metido, el dinero se comento que no apareció en ningún lugar, donde se pensaban que podía encontrarse, El padre del joven lloro su muerte, aunque sabía que su hijo terminaría siendo carne de prisión, o que una bala le atravesara el corazón, además tenía el presentimiento, de que la droga se llevaría de calle, a toda su pandilla, que eran los más lanzados de aquel barrio, donde hoy día, poca gente les recuerda, fueron una pesadilla de las que solo el tiempo les borro de aquel mal ambiente. Donde según las referencias, llegaron a morir cerca de 200, jóvenes, entre hombres y mujeres por la maldita heroína. Nadie quiere hablar de los muertos, el miedo a recordarles se acentúa con el paso del tiempo, y tan solo en algunos círculos, cercanos al padre, se suele hablar en voz baja, y sin que nadie lo escuche. Aunque el padre de aquel joven creo que jamás pronunció palabra alguna de su propia desgracia, que él sabía que llegaría, sin poderlo evitar, han pasado muchos años, que descansen en paz, toda aquella generación de víctimas de la droga, G X Cantalapiedra.
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