jueves, 5 de noviembre de 2015

LLORANDO COMO UNA NIÑA, CASTELL DE GUADALEST

LLORANDO COMO UNA NIÑA Toda la clase escuchando las historias de la vida, mientras la mujer llorando nos habló de alguna herida. Como una niña llorando entre sus frases cortadas, quizá nos dejo escuchando muchas lagrimas marcadas. Sus palabras eran llantos de su vida ya pasada, a veces hay desencantos que vuelven de madrugada. Frases que marchan deprisa sin hablar de la esperanza, nadie tuvo una sonrisa cuando hablaba de bonanza. Todos supimos callarnos para aplaudir con más ganas, hay que saber mejorarnos sin ver las promesas vanas. Cada cual con su destino en la bonita mañana, no se precisa hilar fino si la historia no es profana. Las palabras nos marcaron sin esperar la alabanza, a muchos nos alegraron aunque tuvieran tardanza. Cada cual vive su historia que a veces parece amarga, y se queda en la memoria cuando al contarla se alarga. Son los pasos de la vida que conocen la balanza, y temen la despedida aunque sobre la templanza. G X Cantalapiedra. CASTELL DE GUADALEST Desde la cumbre del cielo Castell se vuelve precioso, su corazón alza el vuelo sin sentirse vanidoso. Historias con sus misterios desde su bello pantano, leyendas de pasos serios con cierto sabor humano. Mirando al Mediterráneo sigue su curso dichoso, Castillo que no es foráneo con un paisaje orgulloso. Con sus museos culturales Castell se llena de historia, de mil formas naturales que parecen darle gloria. Estas tierras levantinas cargadas con sus leyendas, son brillantes y tan finas que saben vender sus sendas. Entre moros y cristianos Guadalest marca su historia, con sentimientos de hermanos que hacen grande su memoria. Paisajes que dejan huellas cuando recorres sus calles, noches de luna y estrellas que conocen los detalles. Los años se van pasando en perfecta sintonía, mientras Castell va ganando derrochando simpatía. G X Cantalapiedra. 5 – 11 - 2015

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