martes, 6 de mayo de 2014

AQUEL VEINTICINCO DE MAYO DE 1898

AQUEL VEINTICINCO DE MAYO DE 1898 El tiempo nos fue marcando desde los años remotos, La Seca lo va notando sin existir terremotos. Un veinticinco de Mayo marco sus huellas malditas, el hielo no dejo tallo en sus viñas exquisitas. Aquella fecha terrible de hielo y desesperanza, hoy se vuelve inadmisible parece una mala danza, Sin cosecha y sin futuro los labradores cansados, viendo su presente oscuro buscaron sueños dorados. Emigrantes lasecanos con el dolor de su gente, fueron seres tan humanos que buscaron nuevo ambiente. Hay fechas que no se olvidan y se guardan entre sueños, en la memoria se cuidan aunque nunca tengan dueños. Hielos que llaman traidores si arrasan todos los campos, son demonios segadores que solo causan quebrantos. Con maletas sin destino emigrantes de calvarios, atrás dejaron su vino entre amores solitarios. Con los campos arrasados, sin cosechar ni un mal trigo, no hay milagros encantados, todo resulto un castigo. Los hielos fueron terribles en la estepa castellana, no hubo ayudas permisibles por su cosecha tan vana. Labradores sin cosecha entre promesa profana, conocieron bien la brecha de hielos en su mañana. Vendieron mulas y carros para emprender nueva vida, conociendo los desgarros de la amarga despedida. El llanto del emigrante es silencio que te marca, te parece delirante mientras en el tren se embarca. Las palabras quedan rotas entre besos y caricias, y los lamentos los notas con frases sin avaricias. Han pasado muchos años de aquella terrible historia, más se recuerdan los daños que aun conserva la memoria. Mayo de sueños y flores en los campos de Castilla, hielos que dieron dolores a mucha gente sencilla. Los recuerdos siguen vivos en los buenos labradores, que sufren varios motivos de los hielos rompedores. Hoy renace la esperanza en los campos de La Seca, esperemos la templanza en esta tierra reseca. G X Cantalapiedra.

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