jueves, 10 de diciembre de 2015
HISTORIAS DE LA CASTILLA PROFUNDA.
HISTORIAS DE LA CASTILLA PROFUNDA SIN EXPLICAR
En aquel verano de mil novecientos treinta y seis, la razón y la cultura se quedaban pisoteadas, en ciertos lugares de la Castilla profunda, hubo hombres que se habían dejado sus vidas, tratando de dar a sus vecinos todo lo que ellos sabían, y marcando los caminos de la libertad y democracia, como sus primeros objetivos. Aunque los vientos revolucionarios de ciertos sectores, impidieron que la cultura, se pudiera explicar en las calles con garantías, y quedar medio anulada en los colegios públicos, al verse perseguidos los maestros, que se habían volcado en la enseñanza de las clases más humildes. El día diecinueve de julio de aquel terrible año, al caer la noche sobre aquella villa, los hombres movilizados con armas de fuego, decidieron empezar a asesinar a vecinos en esa línea, el hombre que movía la cultura, en aquellos lugares, y que la mayoría del lugar le respetaba, era sacado a las tres de la madrugada de su casa,
de la calle de La Huerta, entre culatazos y patadas, sin dejarle ni vestir, y con el dos personas más fueron llevados en una camioneta, camino del asesinato, sin existir ninguna clase de juicio, ni de a verse levantado contra nadie, al revés, fueron sus asesinos, los qué rompieron las leyes que entonces regían España. Este hombre ya mayor, apodado, El tío Vilo, al verse detenido y mal tratado, soltó unas palabras en voz alta, para que sus vecinos pudieran oírlas y sacar sus conclusiones. esto fue vocalmente lo que pronunció “ Vecinos estos son los que con el crucifijo, hacen la espada, y los que con sus leyes, quieren proteger la ignorancia y el abuso de los trabajadores”, estas fueron sus últimas palabras, ya que a base de golpes de culata y otros efectos dañinos, le hicieron subir a la camioneta de trasportar humanos al matadero, para allí asesinarlos. Fueron tiempos de silencio, miedo y represión, donde nadie en la calle comentaba nada, todo parecía que podía ser denunciado, y terminar en cualquiera cuneta, con el cuerpo lleno de balazos, y sin saber quien habían sido los asesinos de tan cruel crimen, ya que por envidias y malos quereres, así habían terminado algunas personas en todo aquel contorno de Castilla. Los miedos se fueron perdiendo con el paso de los años, y los jóvenes que no habían conocido dichos hechos, pronto este hombre paso a ser un ídolo, y unas fincas que dejo al morir asesinado, siendo de su propiedad, le dieron fama a todo un contorno del territorio, que sin que nadie de los que lo pronunciaban, le hubieran conocido en vida, le llamaban el mismo apodo que el hombre tenía, su apodo se hizo grande, su nombre apenas se le conocía, pero al morir algunos de sus asesinos, gritaban pidiendo perdón al dios de los cielos, por a ver terminado con aquel hombre de bien, que toda su vida fue ejemplo de bondad, y buena educación, habiendo dirigido el teatro y la cultura en aquel valle, de la Castilla profunda, y aunque nadie les pudiera denunciar a sus asesinos, sus manos ensangrentadas fueron vistas por todos los vecinos, aunque se las lavaran a diario, las huellas se conservaron, y hubo algún asesino, que tuvo que abandonar su tierra, por ser personas no apreciadas, y encima criticadas en silencio, por hacer justicia en contra de la ley de dios. El hombre del que trata la historia, aun no se sabe dónde está su tumba, ni los sufrimientos que tuvo que pasar hasta ser asesinado, quizá entre los pinares que el mismo protegía en sus charlas culturales. La historia no se puede borrar ni se debe de equivocar a la gente que tuvo la suerte de no pasar aquellos momentos tan fúnebres, y que tantas heridas dejaron abiertas. Descansen en paz aquellos muertos. G X Cantalapiedra,11
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