martes, 29 de diciembre de 2015
AQUEL JOVEN QUE SE VEÍA V GUAPO Y QUERIA DEMOSTRARLO
Los nuevos tiempos habían dejado el rastro de las drogas con sus muertos vivientes, y en algunos barrios de la capital, se respiraba el drama de la prostitución, para conseguir su ración de heroína o cocaína, aunque no en todos casos, la prostitución fuera el camino de dicha adición, Madrid era un mundo nuevo para algunas personas, que no supieron estar a la altura de aquella situación de libertad recién estrenada, y que algunos jóvenes fueron víctimas de su poco conocimiento, de lo que entonces se estaba viviendo, sin poder poner freno a sus aventuras, de querer probar ciertos modos de vida que les fueron fatales, quizá en algunos casos, les busco la muerte sin ellos apenas darse cuenta. En otros casos llegaron a lugares donde los vicios, superaban cualquier crítica, como la que ahora expondré, de un hecho real como es la propia vida en esta ciudad,
Eran las ocho de la tarde, de aquel viernes del mes de marzo, de mil novecientos noventa.
Cuando un Taxi de Madrid, circulando por la calle de López de Hoyos, a la altura del metro de Prosperidad, es llamado por un joven bien vestido, con un buen porte de caballero, al entrar en el vehículo, con buen aspecto y oliendo a colonia de las más caras, el joven se le ocurrió decir. “Lléveme hasta la plaza de Chueca, ya que mí madre me ha parido guapo y con gancho para las mujeres, y no quiero desaprovechar mí cuerpo”. El taxista se quedó un poco perplejo, pero sabiendo que hay cantidad de fanfarrones por el mundo, no le pareció nada raro, tan solo que en dicha conversación, dejo caer el joven aquel que él no era hombre para casarse, si no para poner precio a su guapura, y que la mujer joven o mayor le daba lo mismo, que tenía el precio marcado, y tan solo era el tiempo que empleaba con ellas, para decidir su honorario. El taxista se quedo un poco pensativo, pero dando crédito a lo que estaba oyendo y viendo, aquella confesión en su Taxi, le estaba poniendo un poco al corriente de lo que existía en las calles de Almirante con Conde Xiquena, y pensaba el buen conductor, como un joven de buena presencia, podría llegar a vender su cuerpo, sin más objetivo que el de ganar dinero, de esa manera tan baja y tan prostituida. Todo parecía darle vueltas en el cerebro al conductor de dicho Taxi, que durante el camino por la calle de Serrano, con mucha circulación aquel joven le iba contando, hasta llegar a la calle de Prin, donde sin darse cuenta el taxista, el joven desde el Taxi vio como una clienta le hizo señas, y mando parar el vehículo, sin darle más explicaciones, le abono la cantidad del recorrido del taxi dejándole buena propina, y entonces fue cuando al cerrar la puerta el joven, comprobó el taxista que había una señora de buen ver no muy mayor esperándole, para acordar su precio por darle amor, ya que no sentía nada por nadie, según le comento durante aquel viaje, que tan solo duraría como unos quince minutos, por estar la circulación retenida. Ya qué la distancia quizá no pase de unos tres kilómetros desde la Prosperidad, hasta la zona de Recoletos. Lugar donde se veía que estos hombres llamados gigolós, tenían sus clientas que les pagaban dinero, todo el comercio de aquel entorno, se dejaba notar al caer la tarde, pero nadie quería poner barreras a lo que parecía que en otros países era moneda de cambio, sin que nadie pusiera ninguna objeción. Aquel joven bien vestido y con un buen aspecto, seguiría siendo el deseo de alguna persona necesitada de que la quisieran, o solamente el tener el placer de estar con un hombre guapo, como él presumía, sin esperar que le pudieran dar su crítica cualquier persona normal, que no aceptara esa forma de vivir, de esas mujeres que muchas veces son abandonadas o viciosas, pero que detrás de ellas existen ciertos dramas, que nunca salen a relucir en público, Madrid, tiene cobijo para todos dramas, G X Cantalapiedra. 30 – 12 - 2015.
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