viernes, 25 de diciembre de 2015
AQUEL DÍA DE NAVIDAD
AQUEL DÍA DE NAVIDAD ABANDONABA SU TIERRA CAMINO DE MADRID
Aquella joven mujer, que solo contaba quince años, en el mil novecientos sesenta y cuatro, y que tenía que marcharse de su lugar de origen, al no tener medios para seguir allí viviendo. Era una joven que apenas tenía experiencia en nada, su madre solo la pudo enseñar, como se cosía una falda, o cualquier prenda de vestir, para en una emergencia poder salir del paso. El futuro se la presentaba dudoso y duro, pero la joven no tenía demasiado miedo, aquel camino que empezaba, en su pueblo, al subir al autobús, y que la conduciría, hasta la capital de España, donde una prima hermana la esperaba, para poder darla la bienvenida, y llevarla hasta su domicilio, para que pudiera encontrar un trabajo dentro de sus actitudes. Que parece que al día siguiente encontraría, en un restaurante económico de la zona de Cuatro Caminos, donde si demora empezó a trabajar, entre platos y sartenes, todo eso era para aquella joven mujer era nuevo. Aunque su forma de defenderse en el trabajo, era muy eficaz, y pronto se hizo querer por los dueños y compañeros. Aunque pronto la surgieron problemas, el hijo del dueño de dicho restaurante, se fijo en la joven, y sin pensarlo mucho, intento conseguir de ella su amistad, y algo más que ella rechazo, una tarde noche en la que el trabajo era bastante grande, el joven intento besarla y abrazarla, cosa que la joven no se dejo, y termino rompiendo un plato de plano en la cabeza del joven, hijo del dueño del restaurante, que termino echando sangre por una herida que le hizo al defenderse de su agresión. El dueño al ver la actitud de la joven, con su hijo que era un bala, la dio automáticamente la cuenta y la puerta, cosa que la joven sin dudarlo demasiado, acepto sin protestar, diciendo al tiempo de marcharse, “ A ver si termina de educar a su hijo para que no sea un machista de mierda”. La joven tampoco tardo mucho en encontrar trabajo de nuevo, esta vez para cuidar a un matrimonio de ancianos, en la zona de Chamberí, donde su esfuerzo diario la llevo camino del respeto y aprecio de los dos mayores, eso sí teniendo que luchar día a día para poder moverles, y tenerlos siempre en estado de revista, ya que sus dos hijas solo aparecían en la casa de sus padres ancianos, para poner pegas, sin ayudar en nada para animarlos en su vejez. Su esfuerzo era bien visto por vecinos y amistades de los ancianos, hasta que un día el padre anciano, llego a decir a sus dos hijas, que la joven cuidadora, les trataba mejor que ellas, y que si no querían ir por su casa, le daba lo mismo. En aquel momento las dos hijas reaccionaron en plan dictadura, despidiendo a la joven, que también les trataba a los dos ancianos. El hombre anciano grito, llamándolas a las dos hijas suyas, de todo menos bonitas, pero ellas solo sabían decir, “estás loco, y no se te puede escuchar tus miserables palabras. El anciano en aquel momento sufrió un infarto, del que nunca pudo salir, ya que en fechas próximas falleció, sin nadie explicar los motivos de tal acto, por el que las dos hijas fueron culpables de su fallecimiento. y que la joven jamás denunció. Su marcha fue silenciosa, como si se sintiera culpable, de a ver respetado y dar su amistad de corazón, aquella pareja de ancianos, que al despedirla del trabajo sus dos hijas, iniciaron el camino del cementerio. La joven continuó su vida por Madrid, siendo siempre una mujer ejemplar, y sabiendo defenderse de seres agresivos, machistas y feministas, y sobre todo de gentes intolerantes, que imponen sus razones económicas, a cualquier trato humano, que les pueda molestar, sin tocarse la conciencia, de que algún día no muy lejano, puedan terminar en una residencia, o en manos de personas que no les respetan sus edades, y se sientan unos verdaderos fracasados en su vida. y entonces se darán cuenta, de sus comportamientos con los propios padres, y sus fieles servidores. G X Cantalapiedra. 25 – 12 - 2015
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