miércoles, 30 de diciembre de 2015
EL JOVEN QUE VENÍA DE PERMISO DEL SERVICIO MILITAR
EL JOVEN QUE VENIA DEL SERVICIO MILITAR CON PERMISO
Era el día treinta y uno de diciembre de mil novecientos cincuenta y cinco, aquel joven militar tenía cuatro días de permiso, y sin dudarlo un momento, desde Zaragoza lugar donde cumplía el servicio a la Patria, se decidió ir a su villa natal, lugar de la Castilla profunda, para poder pasar esos días en familia, y alejado del cuartel y su régimen de disciplina. Decidió ir en tren, camino de Valladolid, y desde allí continuar hasta su vivienda habitual, como pudiera, ya que en aquellos años las comunicaciones no eran todo lo que la gente le hubiera gustado que fueran, el joven soldado, llego a Valladolid a su estación de ferrocarril del Campo Grande, a las seis de la tarde cuando la noche parecía hacer presencia, y entonces no podría coger el coche de línea, que salía sobre las cinco del viejo Poniente, donde en aquella época la empresa de la Regional, tenía su salida a diferentes lugares. Desde la estación se dio cuenta de esos detalles, y decidió, continuar en un tranvía, que paraba en todas las estaciones del recorrido, así sin demasiado detenerse a pensarlo, continuo camino. Cuando llego a la estación más próxima de su villa se bajo del tren, y con su bolso de soldado, comenzó andar aquellos ocho kilómetros, que le separaban de su lugar de origen, Andando a buen paso, recorrió el medio kilómetro de aquella población, donde estaba la estación más próxima, y la noche cerrada imponía respeto, un olivar que existía en la salida de dicho pueblo, se dejaba ver como si fueran fantasmas en la noche, pero el deseo de verse entre los suyos le daban fuerza para seguir adelante, una vez andado como la mitad del camino, que era una carretera de tierra y piedras pequeñas, que en la noche molestaban para ir andando sin saber donde se pisaba. Aunque aquella noche de fin de año, le iba a resultar un poco rara, ya que desde el cielo, vio como caía una luz como de hoguera, que ilumino todo el cielo y la tierra durante unos dos minutos, el joven sintió un poco de miedo, ante tal situación nunca vista por él, se pensó que aquellas llamas le parecían haber caído en las proximidades del río Duero, y sin dejar de pensarlo, siguió su caminar, que muy pronto se vio interceptado por un ser que desprendía luz, por todo su cuerpo, y que nada tenía que ver con el ser humano, era un físico parecido a un animal con el cuerpo fluorescente, y con varias piernas, que movía acompasadamente. El joven soldado, trato de esconderse en la cuneta de la carretera, sobre un hoyo que habían hecho los camineros, para tratar de tapar los grandes baches, que allí las lluvias producían. Durante unos minutos heladores de frío y miedo, vio como aquel ser tan raro, que apenas metía ruido, dejaba el caminar por dicha carretera, y sin apenas meter ruido salía volando sin tener aparato mecánico al lado. El joven sin pensarlo dos veces, decidió, salir corriendo en la noche oscura, con dirección a su localidad, sin darse cuenta de lo que le podía a ver pasado si aquel ser tan raro y luminoso, le hubiera localizado. Seguramente nunca más hubiera podido contar su viaje, en aquella noche de fin de año, con temperatura inferior a los cero grados, aquel encuentro que jamás conto a nadie, por miedo a que le llamaran loco o pirado, y él era un hombre tranquilo que solo quería aquella noche despedir el año con sus familiares y amigos, cosa que pasados unos cuarenta minutos de aquel fatal encuentro con el ser fluorescente, llego a su casa, donde le recibieron con las manos abiertas, y él sin comentar nada de su viaje por aquella carretera, que más bien entonces parecía un mal camino, oculto para no dar que pensar a todos sus conocidos. y no pasar a la lista de posibles trastornados. G X Cantalapiedra. 31 – 12 - 2015
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