LA JAULA
DE ORO DEL
CONSULADO
Aquellos años
sesenta
llenos de luz y
alegría,
cualquiera cosa
se inventa
con perfecta
sintonía.
Era la Jaula tan
grande
que seis
personas cogían,
estando sonando
el baile
en la Jaula se
metían.
El Consulado con
marcha
de la música
moderna,
la gente joven
se engancha
y hasta en la
Jaula se interna.
Años que dejan
recuerdos
sobre la Calle
de Atocha,
jóvenes que
fueron cuerdos
mientras su fe
se derrocha.
Aquel baile tan
sonado
que tuvo luces y
sombras,
hoy le vemos recordado
con parejas que
se asombran.
Madrid
derrochando estilo
sobre la Jaula
del baile,
hoy con el
tiempo perfilo
que todo tuvo su clave.
Jaula bañada con
oro
al lado del
escenario,
fueron tiempos
de decoro
con orquestas de
salario.
Aquellos ritmos modernos
que dejaron
buenos ratos,
hoy me parecen
eternos
a la vez de ser
más gratos.
El Consulado no
existe
ni quedan
señales vivas,
más la memoria
persiste
con cosas que te
motivan.
G X Cantalapiedra.
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