AQUELLAS VOCES
DESGARRADAS DE LAS
PLAÑIDERAS
Eran
voces desgarradas llenas de viejos complejos,
fueron
sombras mal pagadas que se escucharon de lejos.
Gentes
con el hambre a cuestas que buscaban el sustento,
y
no sabiendo de fiestas encontraron alimento.
Las
llamadas plañideras en sus casas de pobreza,
buscaron
en sus señoras cómo llorar su torpeza.
Plañideras
del entierro del rico que se marchaba,
su
plañir marcó con hierro lo que la vida les daba.
Voces
de las plañideras en la tierra castellana,
llantos
que a veces esperan ver la gente más humana.
Aquellas
voces sin tregua de los entierros del alba,
parecen
hacer la lengua mucho menos coordinada.
Plañideras
de la muerte, personas que son marcadas,
el
hambre no tiene suerte dejando bocas selladas.
Los
entierros de la tarde cuando los fríos se agarran,
nunca
tuvieron alcalde y las penas se desgarran.
Esas
voces de los planos que no saben sí lloraban,
eran
momentos profanos de un sentir que no notaban.
Entre
cortinas plegadas y pasillos sin consuelo,
las
voces eran sonadas y el grito llegaba al cielo.
Plañideros
del momento que cobraron su trabajo,
no
viviendo sufrimiento lloraron desde algún bajo.
Eran
años de miseria en las ciudades y campos,
en
aquella etapa seria se sufrieron desencantos.
No
llores más plañidera por quien no merece llanto,
llegara
la primavera con su verdor y su encanto.
Plañideras
olvidadas que tuvieron sus rincones,
por
detrás fueron marcadas muchas raras intenciones.
Entre
lamentos forzados y frases indirigibles
aquellos
ratos pagados hoy parecen imposibles.
Plañideras
sin destino entre negras vibraciones,
el
cobrar siempre es el signo de trabajar con pasiones.
Camino
del cementerio donde los llantos afloran,
es
un destino tan serio que ni los llantos decoran.
La
vida busca la muerte con sus pasos tentadores,
de
poco vale la suerte de evocar aduladores.
G X Cantalapiedra.
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