AQUELLAS
FAMILIAS NUMEROSAS DE LA SECA
Con los hermanos
al lado
buscando las
aventuras,
no hubo tiempo
encadenado
y si muchas
travesuras.
Fuimos muchos
lasecanos
los que tuvimos
la suerte,
de ser más de
seis hermanos
sin jamás mentar
la muerte.
Manejando
economía
en las horas
penitentes,
supimos bien de alegría
y tener dones de
gentes.
En la mesa de
comida
quisimos estar
presentes,
tuvimos hora
elegida
respetando a los
ausentes.
Discusiones no
faltaban
para lanzar las
razones,
muchas horas se
acotaban
entre dudas de
emociones.
Las lágrimas se
calmaban
al sentir la voz
del padre,
y algunas veces
clamaban
sí solo estaba
la madre.
Libros siempre
compartidos
entre hermanos
colegiales,
pizarrines
divididos
de maneras
naturales.
Sin exigir otro
mundo
y guardando
composturas,
nadie pensó que
es absurdo
el vivir ciertas
diabluras.
Entre promesas y
besos
nos hicimos
ilusiones,
y buscamos los
regresos
para notar
sensaciones.
G X Cantalapiedra.
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