viernes, 15 de septiembre de 2017

LOS SUEÑOS DESESPERADOS

LOS SUEÑOS DESESPERADOS
Aquel joven castellano, no pasaba ni un solo día, que los sueños no le atormentaran, había hablado con el médico rural de su villa, pero no le pudo dar ninguna solución, y cansado de todas las noches sentir lo mismo en su cama, decidió sin decir nada a sus padres, una noche arrancar su tractor, y dirigirse sin dudarlo más, hasta unas cuevas, que en alguna época sirvieron de bodegas, a los antiguos pobladores de su entorno, en sus sueños él veía salir de allí a seres extraños, y su camino de tractor era de unos veinte minutos, en la parte delantera, había colocado una pala de carga, para según sus sueños, apartar la maleza que existía en los aledaños de aquellas grutas, en la cabina del tractor, llevaba cargada su escopeta de caza, por sí algún extraño ser le amenazara, todo parecía un macabro juego de un joven con 23, años, Pero nada más pasar por el camino que rodea el cementerio de su villa, el cuadro del tractor donde marcaban las diferentes pausas de manejo, se quedaron a oscuras, el joven sin tener miedo, quería romper aquel maleficio, las luces sí le funcionaban, aunque él estaba acostumbrado incluso en algún camino de parcelas, circular a oscuras, para ahorrar batería en su tractor. Al llegar junto a las zarzas, que hacían imposible el acceso aquellas viejas bodegas o grutas, intento con su badil, limpiar las entradas, pero aunque las luces sí le funcionaban, y podía ver el entorno, el tractor se veía impotente, para arrancar o cortar tanta maleza, los acelerones en la noche fría del mes de marzo, no le servían de nada, ni tan siquiera podía ver las puertas o huecos de las grutas, sus manos temblaban y sus ojos soltaban unas lagrimas del frío, aunque en aquellos momentos él joven se sentía mucho más fuerte. Varias veces intento romper aquella muralla de zarzas y espinos, sin poderlo conseguir, y con sus focos y un reflector acoplado, iluminaba la zona, sin obtener resultados satisfactorios. El siempre pensó y así lo soñaba, que limpiaría todo aquel contorno donde según algún viejo de su calle, estaba lleno de alimañas, el miedo parece que se fue poco a poco adueñando de su situación, y cuando quiso salir de aquel lugar, le era imposible, y entonces empezó a sentir voces extrañas, al compas de los ruidos producidos por la aceleración del tractor, al parecer su pala se había enganchado sobre las zarzas, y era muy difícil el poder soltarse de tan dura ratonera. De pronto sonó cómo una explosión dentro de una de las grutas, el contorno se ilumino, y el miedo en el joven aparecía, sin poderlo remediar, se coloco la escopeta sobre sus rodillas, y intentaba mirar a todas partes, por sí pudiera ver algo extraño, pero solo ecos de voces cercanas era lo que él entendía. Después de un largo rato, el tractor se pudo soltar de aquellas zarzas y espinos, y sin dudarlo ni un momento, se dirigió de nuevo a su villa, aunque al pasar al lado del cementerio, una brisa fría y de blanca niebla, le hicieran casi parar su tractor, al comprobar que ni veía a más de tres metros, de distancia. Pensó que toda aquella noche no era un sueño, sí no una realidad de sus pensamientos en la cama, cuando no podía quedarse dormido, con el tractor en marcha, a una velocidad más baja que la de un peatón normal, continuó su camino oyendo voces extrañas, que le nombraban por su nombre, sin saber quien pudiera ser, el cuerpo le tenía estremecido, y sus ojos ni podían ver el camino hasta su calle, en aquel recorrido, paso más de media hora, y al llegar a su cochera, la luz del cuadro de mandos del tractor, empezó de nuevo a iluminarse, dejando el vehículo aparcado, y volviendo a su cama, donde seguidamente, de nuevo sus pesadillas le continuaban. Sin poder contar a nadie su mala aventura, siguió callando y soñando cada día, con aquel lugar tenebroso y maldito, donde una noche del mes de marzo, pudo haber roto su tractor, con sus maniobras de limpieza, que resultaron imposibles.  G X Cantalapiedra.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario