LAS DROGAS
NUNCA PERDONAN
El
drogadicto no entiende
cómo
se acaba su vida,
siendo
un pobre penitente
que
ve su ruta perdida.
Sus
mañanas son terribles
entre
delirios de muerte,
no
parecen asumibles
ni
pueden jamás dar suerte.
Amenazas
que se cobran
por
ser esclavos pendientes,
las
drogas nunca decoran
ni
son causa de alicientes.
Se
maldicen en silencio
sin
entender las razones,
y
ven su rumbo tan necio
que
abrazan las maldiciones.
Maldiciendo
su camino
en
las noches tenebrosas,
temiendo
siempre ese signo
de
sus horas horrorosas.
En
un pozo sin salida
que
les conduce a la muerte,
ven
su vida consumida
en
cualquier camino inerte.
Los
gritos de sus dolores
son
caminos sin retorno,
a
veces tienen rencores
en
medio de su contorno.
Cómo
zombis sin futuro
van
caminando por drogas,
su
sentir se vuelve oscuro
mientras
temen ciertas togas.
Las
drogas guardan silencios
en
las frías madrugadas,
y
suelen vivir desprecios
al
ver sus rutas quemadas.
G X Cantalapiedra.
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