LA SOLEDAD
LE ACOMPAÑABA EN
SUS NOCHES SOLITARIAS
Las noches eran terribles, recordando su pasado,
sus enormes cicatrices le dejaban anulado. No terminaban sus sueños de aquellos
tiempos pasados, y aún que puso mucho empeño era un hombre condenado. La guerra
le fue marcando, por sus gestos y sus tragos, de vez en cuando gritando
maldecía los halagos. En las noches más profanas, cuando el viento va silbando,
se le aparecen las sombras de algún tiempo recordado. Maldice las horas
muertas, mientras suspiran sus labios, y en la mañanas inciertas no quiere saber
de agravios. El tiempo se va deprisa, las horas se van pasando, más el no
encuentra la risa ni consigue ir olvidando. Fueron terribles sus pasos, en
algunas noches frías, y quisiera romper vasos recordando ciertos días. Los años
le van dejando su penosa fantasía, y tan solo va cuidando el no buscar la
porfía. La soledad de sus noches envueltas de hipocresía, se van haciendo
reproches de su fatal sintonía. Dejo sus huellas perennes, matando mucha
alegría, y ahora recibe vaivenes que no le dan armonía. La noche se pone
oscura, entre brisas y penumbras, y sabe que siempre es dura sí los rencores
perduran. La soledad le acompaña para amargarle su vida, el sabe que hay gente
extraña que lloran alguna vida. De nada valen suspiros cuando se anulan las
vidas, los fusiles sueltan tiros que siempre causan heridas. Son las tres de la
mañana y esta su luz encendida, no quiere abrir la ventana viendo su casa
encogida. Le maldicen en silencio, le critican sin medida, algunos le hacen
desprecio al ver su vida perdida. Los lamentos de las noches guardan sendas
escogidas, donde existieron derroches al no valorar las vidas. La soledad le
acompaña, que penosa compañía, quizá la muerte no extraña y vendrá pronto su
día. Los ecos los va escuchando con su triste sinfonía, el piensa que están
logrando hacer su pena más fría. De nada vale el consuelo de pensar en otra
vida, el sembrando desconsuelo jugo su mala partida. Teme que llegue la noche,
la noche viene afligida, y no puede poner broche a sus noches deprimidas. Solo
escondiendo su historia cómo quien teme a la vida, es terrible su memoria al no
verla comprendida. Llantos en sus soledades, diciendo siempre mentiras, la
noche le trae verdades y el cuerpo se le hace tiras. Sin amigos que le
aprecien, es un hombre a la deriva, cuando los vientos arrecien alguien contara
su vida. De nada valen resortes cuando se acaba la vida, y menos hacer los
cortes de alguna senda elegida. Las manos le van fallando, solo es sombra
repetida, no debiera de ir contando lo terrible de su vida. Las amarguras se
crecen en las noches de locuras, y por siempre prevalecen y le parecen más
duras. Encerrado entre recuerdos ve maldita su agonía, en sus momentos más
cuerdos no quiere hablar de armonía. Su soledad se acrecienta sin entender esta
vida, dentro en su mente revienta por nunca vivirla erguida. Ya no es tiempo de
lamentos, el tiempo pasa enseguida, por detrás hay sentimientos de ver su vida
podrida. Cuando las sombras se marchen entre las claras del día, y sus penas
hoy se enganchen a sufrir su hipocresía. Los clamores de la calle verán brillos
de alegría, y mostraran el detalle de aquel hombre que moría. No lloraran por
su muerte, ni quieren saber su vida, dirán que su mala suerte es vivir haciendo
herida. Quizá suenen las campanas dejando alguna alegría, en sus andadas
profanas hubo llanto y agonía. Nadie quiere ser testigo, de sus pasos por la
vida, no tiene ningún amigo en su triste despedida. Este mundo no perdona, a
quien le roba sus vidas, aquel que nunca razona tiene sus horas perdidas. Los
hombres que son humanos siempre respetan la vida, solo seres inhumanos predican
verla perdida.
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