lunes, 18 de septiembre de 2017

LA SOLEDAD LE ACOMPAÑABA EN SUS NOCHES SOLITARIAS

LA  SOLEDAD  LE  ACOMPAÑABA  EN  SUS  NOCHES  SOLITARIAS
Las noches eran terribles, recordando su pasado, sus enormes cicatrices le dejaban anulado. No terminaban sus sueños de aquellos tiempos pasados, y aún que puso mucho empeño era un hombre condenado. La guerra le fue marcando, por sus gestos y sus tragos, de vez en cuando gritando maldecía los halagos. En las noches más profanas, cuando el viento va silbando, se le aparecen las sombras de algún tiempo recordado. Maldice las horas muertas, mientras suspiran sus labios, y en la mañanas inciertas no quiere saber de agravios. El tiempo se va deprisa, las horas se van pasando, más el no encuentra la risa ni consigue ir olvidando. Fueron terribles sus pasos, en algunas noches frías, y quisiera romper vasos recordando ciertos días. Los años le van dejando su penosa fantasía, y tan solo va cuidando el no buscar la porfía. La soledad de sus noches envueltas de hipocresía, se van haciendo reproches de su fatal sintonía. Dejo sus huellas perennes, matando mucha alegría, y ahora recibe vaivenes que no le dan armonía. La noche se pone oscura, entre brisas y penumbras, y sabe que siempre es dura sí los rencores perduran. La soledad le acompaña para amargarle su vida, el sabe que hay gente extraña que lloran alguna vida. De nada valen suspiros cuando se anulan las vidas, los fusiles sueltan tiros que siempre causan heridas. Son las tres de la mañana y esta su luz encendida, no quiere abrir la ventana viendo su casa encogida. Le maldicen en silencio, le critican sin medida, algunos le hacen desprecio al ver su vida perdida. Los lamentos de las noches guardan sendas escogidas, donde existieron derroches al no valorar las vidas. La soledad le acompaña, que penosa compañía, quizá la muerte no extraña y vendrá pronto su día. Los ecos los va escuchando con su triste sinfonía, el piensa que están logrando hacer su pena más fría. De nada vale el consuelo de pensar en otra vida, el sembrando desconsuelo jugo su mala partida. Teme que llegue la noche, la noche viene afligida, y no puede poner broche a sus noches deprimidas. Solo escondiendo su historia cómo quien teme a la vida, es terrible su memoria al no verla comprendida. Llantos en sus soledades, diciendo siempre mentiras, la noche le trae verdades y el cuerpo se le hace tiras. Sin amigos que le aprecien, es un hombre a la deriva, cuando los vientos arrecien alguien contara su vida. De nada valen resortes cuando se acaba la vida, y menos hacer los cortes de alguna senda elegida. Las manos le van fallando, solo es sombra repetida, no debiera de ir contando lo terrible de su vida. Las amarguras se crecen en las noches de locuras, y por siempre prevalecen y le parecen más duras. Encerrado entre recuerdos ve maldita su agonía, en sus momentos más cuerdos no quiere hablar de armonía. Su soledad se acrecienta sin entender esta vida, dentro en su mente revienta por nunca vivirla erguida. Ya no es tiempo de lamentos, el tiempo pasa enseguida, por detrás hay sentimientos de ver su vida podrida. Cuando las sombras se marchen entre las claras del día, y sus penas hoy se enganchen a sufrir su hipocresía. Los clamores de la calle verán brillos de alegría, y mostraran el detalle de aquel hombre que moría. No lloraran por su muerte, ni quieren saber su vida, dirán que su mala suerte es vivir haciendo herida. Quizá suenen las campanas dejando alguna alegría, en sus andadas profanas hubo llanto y agonía. Nadie quiere ser testigo, de sus pasos por la vida, no tiene ningún amigo en su triste despedida. Este mundo no perdona, a quien le roba sus vidas, aquel que nunca razona tiene sus horas perdidas. Los hombres que son humanos siempre respetan la vida, solo seres inhumanos predican verla perdida.      

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