SUS CORAZONES PARECÍAN TENER 20, AÑOS
Aquel hombre nacido en la Castilla Profunda, e íntimo
amigo de un misionero famoso en Latinoamérica, demostraba juventud en sus
largos viajes, donde el optimismo y las ganas de vivir se complementaban. Tenía
un gran amigo que estaba de misionero, en México, que día a día recorriendo
lugares y sendas, por los más raros caminos, llevaba la verdadera doctrina de
Jesucristo, sin hacer alarde de sus condiciones humanas, que había heredado de
su familia castellana, y que le llevarían con los años a marcharse hacia la
tierra colombiana, donde dejaría su huella, incluso siendo acusado de
pertenecer a la liberación de varios secuestrados por la Guerrilla de Las Farc.
Costándole una detención y un juicio de casi medio año retenido, en un convento
de Bogotá, donde los salesianos y la embajada de España, tuvieron una buena
actuación para su liberación, y así poder dejar atrás su gran labor en aquellas
tierras, donde los paramilitares le amenazaron con hacerle desaparecer,
teniendo que abandonar aquel país donde
tanto trabajo, por la enseñanza y la cultura, y dejando sus huellas en varias
localidades, donde el comprendió que existía la necesidad, de llevarles la voz
del cristianismo puro, pero aquellas amenazas, le hicieron a sus jefes y a el mismo,
tener que salir de aquel territorio, que tanto amaba. Antes de pisar la tierra
mexicana, en Colombia dejo durante
treinta años su labor de enseñanza y construcciones religiosas, estando durante
la época del despeje, de misionero entre los guerrilleros, y después en México,
en la zona de Chiapas, entre indios nativos que no sabían ni hablaban el español,
Eso sí construyendo cinco iglesias y una catedral, en Colombia, la Catedral de
San Vicente de Caguan, y una iglesia en la población de Macarena, y en la zona
del Aríari, otras dos iglesias más, después en México, haciendo la misma labor,
en pocos años dejo dos iglesias nuevas, y las demás del contorno arregladas,
para impedir su ruina. Cuando este misionero de la misma villa volvía a España,
sus visitas eran de verse en Madrid, donde las chocolaterías más famosas, eran
visitadas por ambos. Demostrando que tenían las mismas aficiones chocolateras,
en sus viajes por tierras levantinas, solían visitar lugares, donde el hombre a
través de sus costumbres, habrían dejado eternas huellas, cómo era la Isla de
Tabarca, donde los dos amigos la recorrieron a fondo, incluso por sus murallas
y cárceles de piratas, para saber de verdad y de primera mano, todo aquello que
la historia nos dejaba de explicar por la censura. Sus visitas a Benidorm, y su
entorno, incluso en Las Cuevas del Candelabro, y las playas de El Campello, además
de visitar el Castillo de Santa Bárbara en Alicante, poder ver los daños del
terremoto de Lorca, y visitar Águilas y Mazarrón, además de Cartagena, pasando
y viendo la parte principal de Torrevieja, donde existe una de las mejores chocolaterías
de España, en la calle de Concepción, y su paseo por el Rompeolas, donde las
brisas marineras te huelen a sal. Jamás ninguno de los dos amigos tenía
cansancio, y sus corazones latían pidiendo poder visitar algún otro lugar,
donde se pudiera notar el paso del tiempo, lo mismo que en la provincia de Soria,
hicieron, al visitar la Laguna Negra, El cañón del Río Lobos, El Castillo
Fortaleza de Gormaz, y el de Berlanga de Duero, además de pasearse por la
Ribera del Duero en San Saturio, por el Puente de los Poetas, y el parador de
Don Antonio Machado, y conocer sin prisa Calatañazor. Aquellos amigos de la
infancia, tenían un corazón, que no era de sentirse deprimido, aquellos setenta
años, no les pesaba nada, subían y bajaban escaleras rampas y pasillos, sin mirarse
el carnet de identidad, dejando sobre su ambiente una forma de pensar y ser, que
no se puede comprar, de vez en cuando soltaban palabras que solo se hablaban en
su villa, y al pronunciarlas de nuevo recordaban muchos momentos de las
desgracias que vieron en ella, pensando sí habría sido posible el haberlo
impedido, con otros gobernantes menos caciques y de más sentimientos humanos y
vecinales, los años se van pasando, pero sus corazones siguen caminando, sin
pensar en su final. G X Cantalapiedra.
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