lunes, 1 de mayo de 2017

SUS CORAZONES PARECÍAN TENER 20, AÑOS

              SUS  CORAZONES  PARECÍAN  TENER  20,  AÑOS
Aquel hombre nacido en la Castilla Profunda, e íntimo amigo de un misionero famoso en Latinoamérica, demostraba juventud en sus largos viajes, donde el optimismo y las ganas de vivir se complementaban. Tenía un gran amigo que estaba de misionero, en México, que día a día recorriendo lugares y sendas, por los más raros caminos, llevaba la verdadera doctrina de Jesucristo, sin hacer alarde de sus condiciones humanas, que había heredado de su familia castellana, y que le llevarían con los años a marcharse hacia la tierra colombiana, donde dejaría su huella, incluso siendo acusado de pertenecer a la liberación de varios secuestrados por la Guerrilla de Las Farc. Costándole una detención y un juicio de casi medio año retenido, en un convento de Bogotá, donde los salesianos y la embajada de España, tuvieron una buena actuación para su liberación, y así poder dejar atrás su gran labor en aquellas tierras, donde los paramilitares le amenazaron con hacerle desaparecer, teniendo que abandonar  aquel país donde tanto trabajo, por la enseñanza y la cultura, y dejando sus huellas en varias localidades, donde el comprendió que existía la necesidad, de llevarles la voz del cristianismo puro, pero aquellas amenazas, le hicieron a sus jefes y a el mismo, tener que salir de aquel territorio, que tanto amaba. Antes de pisar la tierra mexicana, en  Colombia dejo durante treinta años su labor de enseñanza y construcciones religiosas, estando durante la época del despeje, de misionero entre los guerrilleros, y después en México, en la zona de Chiapas, entre indios nativos que no sabían ni hablaban el español, Eso sí construyendo cinco iglesias y una catedral, en Colombia, la Catedral de San Vicente de Caguan, y una iglesia en la población de Macarena, y en la zona del Aríari, otras dos iglesias más, después en México, haciendo la misma labor, en pocos años dejo dos iglesias nuevas, y las demás del contorno arregladas, para impedir su ruina. Cuando este misionero de la misma villa volvía a España, sus visitas eran de verse en Madrid, donde las chocolaterías más famosas, eran visitadas por ambos. Demostrando que tenían las mismas aficiones chocolateras, en sus viajes por tierras levantinas, solían visitar lugares, donde el hombre a través de sus costumbres, habrían dejado eternas huellas, cómo era la Isla de Tabarca, donde los dos amigos la recorrieron a fondo, incluso por sus murallas y cárceles de piratas, para saber de verdad y de primera mano, todo aquello que la historia nos dejaba de explicar por la censura. Sus visitas a Benidorm, y su entorno, incluso en Las Cuevas del Candelabro, y las playas de El Campello, además de visitar el Castillo de Santa Bárbara en Alicante, poder ver los daños del terremoto de Lorca, y visitar Águilas y Mazarrón, además de Cartagena, pasando y viendo la parte principal de Torrevieja, donde existe una de las mejores chocolaterías de España, en la calle de Concepción, y su paseo por el Rompeolas, donde las brisas marineras te huelen a sal. Jamás ninguno de los dos amigos tenía cansancio, y sus corazones latían pidiendo poder visitar algún otro lugar, donde se pudiera notar el paso del tiempo, lo mismo que en la provincia de Soria, hicieron, al visitar la Laguna Negra, El cañón del Río Lobos, El Castillo Fortaleza de Gormaz, y el de Berlanga de Duero, además de pasearse por la Ribera del Duero en San Saturio, por el Puente de los Poetas, y el parador de Don Antonio Machado, y conocer sin prisa Calatañazor. Aquellos amigos de la infancia, tenían un corazón, que no era de sentirse deprimido, aquellos setenta años, no les pesaba nada, subían y bajaban escaleras rampas y pasillos, sin mirarse el carnet de identidad, dejando sobre su ambiente una forma de pensar y ser, que no se puede comprar, de vez en cuando soltaban palabras que solo se hablaban en su villa, y al pronunciarlas de nuevo recordaban muchos momentos de las desgracias que vieron en ella, pensando sí habría sido posible el haberlo impedido, con otros gobernantes menos caciques y de más sentimientos humanos y vecinales, los años se van pasando, pero sus corazones siguen caminando, sin pensar en su final.   G X Cantalapiedra.   

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