viernes, 14 de septiembre de 2018

AQUELLA NOCHE DE LA TORMENTA

AQUELLA MALA TORMENTA CON SUS RAYOS Y LOS VIRUS Aquella fecha del 5 de septiembre de 2018, la tormenta se acrecentó, sobre las faldas de aquella sierra de encinas y piedras, a las tres de la madrugada, aquel barrio urbanización de lujo, empezó a notar los relámpagos, que se desprendían de unas nubes negras, y con mala imagen nocturna, los truenos no cesaban, y algunos vecinos cerraron sus ventanas, otras personas no quisieron, o no se enteraron de dicha tormenta, que descargo agua en poco tiempo, la temperatura bajo bastante, ya que se quedó en once grados, que fueron una forma de agarrar los virus, y el resfriado en muchos de aquellos moradores, que a la mañana siguiente, al recorrer aquel pueblo de piedra, notaban como si algo dentro de sus pulmones se acoplara, y a razón de aquella fecha, los corazones sintieran como pinchazos en su exterior. Y algunos de aquellos pobladores, decidieron volverse a la gran ciudad de Madrid, y visitar consultas de médicos, que trataron de impedir con medicamentos, que terminara en resfriado profundo, o en una pulmonía con mala solución, fueron unos días de tratar de saber el misterio que aquella tormenta arrastro, un hombre ya cargado de años comento, a sus vecinos, las tormentas en verano, siempre que sale el sol después de llover o granizar, es seguro que hay que azufrar las viñas, para impedir enfermedades como el oídio, o la yesca, sin olvidar el sulfato para impedir el mildéu, esta nube nocturna, trajo algo parecido, pero esta vez para enfermar personas o animales, Los humanos de aquella urbanización y de las otras cercanas, todos sentían a modo de un cansancio, que solo el médico rural les decía, “esto es causa de descansar poco, ya que las fiestas quitan horas de dormir. Muchas personas no le hicieron caso, y al llegar a Madrid, acudieron a diferentes consultas, los resfriados y constipados, arrastraron enfermedades como el herpes, y los bronquios trataban de superar el atasco de respiración, Fueron unos días poco felices, ya que las gargantas seguían afónicas y con toses molestas, aunque el personal decidió usar sus métodos caseros, como la miel con leche hervida, y un poco de canela, sin dejar de echarse unas gotas de coñac en el café, tratando de sudar en la cama, para poder expulsar a dicho virus del cuerpo, aquella tormenta mal encarada, y con el frío de compañera, hizo demasiado efecto en las personas que dormían con las ventanas abiertas, para refrescar la casa de los calores de mediodía, eran los finales del verano, cuando las uvas en los viñedos van madurando, pero en la sierra, esas nubes se van vengando, y solo dejan piedras secando, mientras los ríos marchan callando, malas tormentas sobre la sierra, con sus malditos truenos marcados, se ven los campos reverdecidos, y la veredas solo pisadas, por ver las cumbres que están resecas, aunque nos digan que refrescadas, Virus que arrastran sobre sus nubes, que dejan siempre suelo mojado, la mente piensa mientras descubre, que el ser humano vive engañado. Polvo de sierra que marcha errante, por las laderas que le dejaron, a veces solo es acompañante de las tormentas que así lloraron. Vientos que fríos corren la sierra, mientras los días se van pasando, enfermedades que a gente entierra, en este tiempo tan descarado. Fueron los virus de la tormenta, nadie en el barrio la dio de lado, las soledades dicen que aumenta, al verse el cuerpo descompensado. Deja la noche que ponga abrigos que los humanos nunca suframos, miremos luego por los amigos que en el entorno nos encontramos. G X Cantalapiedra.

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