EN MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO
Aquellos años pasados
entre suspiros y coplas,
hoy son años añorados
cuando en la mente nos flotan.
En los pueblos de Castilla
donde los fríos reinaban,
entre la gente sencilla
las ilusiones brotaban.
La radio de compañera
para sentir sus programas,
soñando con primavera
desde nuestras frías camas.
Escuchando las canciones
que nos daban alegrías,
eran vientos de pasiones
sus bonitas melodías.
Las noches eran futuro
de una época cerrada,
donde el vivir era duro
con la vida programada.
Sensaciones y sorpresas
buscamos cada mañana,
quisimos pan en las mesas
sin sentir la vida vana.
Soñando ser emigrante
sin entender de fronteras,
con la mente más radiante
eran dulces las esperas.
Años llenos de esperanza
que marcaron nuestras vidas,
haciendo que la balanza
busque sendas elegidas.
La mirada al horizonte
entre brisas castellanas,
la vida puso el resorte
de borrar las cosas vanas.
G X Cantalapiedra.
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