UNA
TARDE EN LA GRAN VÍA
Las
prisas vienen volando
al
pisar por la Gran Vía,
el
tiempo se va marchando
abrazando
la alegría.
El
corazón anhelando
su
valiosa sintonía,
con
un ambiente marcando
las
compras del nuevo día.
La
Gran Vía madrileña
repleta
de sensaciones,
a
veces se ve risueña
al
contemplar emociones.
Entre
visitas tranquilas
y
las prisas temporeras,
en
el ambiente perfilas
ilusiones
pasajeras.
Aceras
llenas de gente
con
bellos escaparates,
donde
el público pendiente
no
quiere vivir debates.
La
Gran Vía te encandila
con
sus vistas permanentes,
y
aceras que guardan fila
para
transitar las gentes.
Entre
brisas invernales
se
ve latir La Gran Vía,
sus
costumbres naturales
son
de sembrar armonía.
Las
pasiones no se pierden
ni
se borran los lugares,
en
La Gran Vía se venden
amores
que son cantares.
Luces
que dejan sus huellas
entre
muchos transeúntes,
donde
las tardes son bellas
preguntes
a quien preguntes.
G X Cantalapiedra.
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