jueves, 19 de septiembre de 2019
ARROPE Y DULCE DE LETUARIO
ARROPE Y DULCE DE LETUARIO
Eran años de trabajos
entre pocas recompensas,
con sus tremendos destajos
dejaban promesas tensas.
El arrope funcionando
con sus horas de cocina,
las uvas iban dejando
exquisita golosina.
Hubo un dulce con estilo
en esa Villa querida,
que muchas veces perfilo
sin ver su etapa perdida.
En los buenos melonares
al lado de las sandías,
fueron frutas naturales
que alegraban muchos días.
Con letuarios exquisitos
se fabricaron sus dulces,
eran los bonitos gritos
de las cosas agridulces.
Septiembre marcó su ritmo
de los dulces de esta tierra,
que a veces fueron abismo
donde el secreto se encierra.
En las cocinas marchosas
se siguieron las costumbres,
haciendo bonitas cosas
alrededor de sus lumbres.
Con letuarios orgullosos
que dejaban sus delicias,
sin ser los tiempos dichosos
fueron horas de primicias.
El arrope de merienda
era un dulce fabuloso,
pensando coger la rienda
del capricho más hermoso.
G X Cantalapiedra.
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