domingo, 7 de abril de 2019

CUANDO VOY BUSCANDO AL DUERO

CUANDO VOY BUSCANDO AL DUERO Cuando voy siguiendo al Duero, entre pinares hermosos, siento el frío verdadero de estos pueblos tan dichosos. Sigo la ruta del Duero por laderas encantadas, donde se ven los pinares que hacen bellas madrugadas. Siento latir en mi pecho la esperanza de ser libre, y sentir mi vida en calma, sin notar las cicatrices. El Duero marcha tranquilo con sonido a romancero, en sus aguas yo perfilo los sonidos de un “te quiero”. Voy caminando sin prisa, tengo en mis sueños reflejos, y aunque vea blanca brisa sus aguas son un espejo. Voy caminando tranquilo, a veces siento el silencio, comentan que el viento es filo de este tiempo traicionero. Soria camina conmigo, es parte de mi recuerdo, en sus sombras no hay castigo ni brillan malos momentos. Este Duero de memoria, con sus brisas y sus hielos, fueron parte de su gloria que no precisan ver vuelos. Estos días congelados de los que maltrata el viento, dejan sueños marginados que pueden dar sufrimiento. El Pantano de La Muedra, llamado Cuerda del Pozo, le da al Duero resonancia de su caminar gozoso, El Duero va caminando entre campos armoniosos, por detrás puede ir dejando algún sueño vanidoso. Hablan del Duero sencillo entre enebros olvidados, y sus aguas tienen brillo de senderos encantados. Ir buscando sus orillas sin entender de milagros, es saber que existes villas que beberán de sus tragos. Praderas llenas de verde de ese color tan pintado, donde la vista se pierde si te ves enamorado. Deja que nos riegue el Duero, sus aguas hacen milagros, luego llegara el Ucero para darle así su mano. No sirven las fantasías cuando afloran los encantos, si las noches vienen frías de nada sirven los llantos. El Duero dicen que llora sobre los suelos sorianos, y dicen que el río implora ver contento a los humanos. En esta tierra de Soria donde quedan campanarios, se me viene a la memoria que se pueden ver calvarios. Campanas sonar alegres sobre campos castellanos, que los sonidos son breves aunque se vuelvan cristianos. El Duero marca su ritmo de paisajes encantados, sin producir el abismo de terrenos olvidados. Paso días junto al Duero sin sentirme marginado, algún tramo es traicionero que debe ser respetado. No hay locuras en la gente que quiere estar a su lado, el Duero tiene ese ambiente de ser un rio apreciado. Me hablaron de sus misterios, entre sueños delicados, más tiene momentos serios que se vuelven anhelados. Cuando te alejas del Duero entre juncos arraigados, no te ves aventurero ni quieres sueños comprados. Soria presume de Duero, con sus curvas y barrancos, existe amor verdadero al mirar sus montes blancos. San Saturio de testigo con “Puente de Enamorados”, el Duero no es enemigo de lugares enmarcados. Soria brindando emociones en la tierra castellana, El Duero deja lecciones de esa ciudad tan humana. G X Cantalapiedra.

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