miércoles, 22 de abril de 2015

QUISO ENCONTRAR EN MADRID LO QUE EN SU TIERRA NO TENIA Llego con prisa y riendo, entre sueños provincianos sin disimular ser dueño, en aquel año 1972, cuando Madrid se despertaba, de otros tiempos pasajeros. Tenia planes soñados entre flores y mujeres, y recorrió los lugares de aquel mundo placentero, De la mano de un taxista recorrió Madrid entero, sin perder nunca de vista, los lugares del te quiero, ”por dinero”. Quiso saber de la vida en aquel tiempo fulero, donde marcaban las noches algunos viejos serenos. Calles llenas de leyendas, con muchos falsos letreros, donde la palabra club, era levantar el vuelo. Quiso saber de la noche donde corría el dinero, entre mujeres juerguistas, carteristas y agoreros. Pisó la calle Carretas, entre vaciles y miedo, y la calle la Ballesta, y algún rincón de gran vuelo, Visito la Costa Fleming, y allí se dejo dinero, aquel joven que quería hallar el amor sincero, La noche le daba marcha, entre lujos mujeriegos, el dinero se volaba sin darse cuenta de aquello, que Madrid le daba en mano, para recorrer su cielo. Cuatro días eran muchos, aunque grande su dinero, quería vivir a tope, sus sueños de mujeriego, salas de fiesta y colmados, en tablados de flamenco, con champan y manzanilla, para ser un caballero, que buscaba en los madriles, lo que no tuvo su pueblo, Copas cervezas y vinos, y algún cuba libre entero, se quedaron en las barras de su rumbo aventurero, sus pasiones encendidas, le hicieron daño a su cuerpo, volviendo siempre a el hotel, donde dormía su sueño. Las noches le dieron marcha, el alcohol quemo su cuerpo, las mujeres que pagaba, no eran amor verdadero, todo se le vino encima, hasta le falto dinero, para volver a su tierra, pobre como un pordiosero, que vivió con tanta prisa, que fundió su sueño entero. Luego en su pueblo recuerda, Madrid tiene sus secretos, donde viven los amores, que se compran con dinero. Luego despacio lo piensa, el alterne no es tan bueno, allí mueren ilusiones, de los corazones tiernos, el tan solo se da cuenta, que gasto buscando amores, algunos de sus dineros. Piensa que en sus recorridos, buscaba caminos nuevos, con mujeres de leyendas, que fueron flor del invierno, calles y plazas pisadas, con recorrido al infierno, entre flores y colonias que brillaran con destellos. La tranquilidad de siempre, le hace su vivir sincero, se da cuenta que la vida, no es correr Madrid entero. Ni las flores ni colonias, ni los cafés del te quiero, suelen salvarte de penas cuando te cuestan dinero. Algunas noches pensando, en su camino agorero, de las noches que en Madrid, vivió volando su credo, entre mujeres y flores, que le marcaron de nuevo, aquellas frases templadas, llenas de viejos recuerdos, rincones donde la vida, quiere sentar su aposento, y en la distancia tranquila, el perfila su silencio, nada contara a sus hijos, nadie sabe sus secretos, los besos que fue pagando, ni los roces ni desvelos, todo pasara a el olvido, como pecado imperfecto, sus manos se ven tranquilas, Madrid le parece un sueño, nadie su ayer adivina, hoy no conoce el empeño, aquella lección con juerga, de club de alterne sin velo, le dieron tantas penumbras, que nunca quiso el regreso, vive su vida sin prisa, sin dar lecciones de bueno, aquellas falsas sonrisas, no le dieron nada interno, Los años se van pasando, aunque quedan los recuerdos, y las fechas con sus brisas, de juergas de aventurero, Pasear por la Gran Vía, con sentido mujeriego, y ver que sigue la vida con su trascurrir del tiempo, para muchos se borraron, algunos falsos letreros, hoy son otras sus bondades, hoy son nuevos sus ingenios, aunque Madrid se despierta, con riegos de barrenderos, que miran a los borrachos que van manchando su suelo, ese Madrid nunca muere, ni sus vicios placenteros, que disimulan sus sitios, sin poner ningún letrero. Calles que son elegidas, sin mentar su sucio juego, entre señas ocultadas, para quien viene del pueblo. G X Cantalapiedra.

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