MIRANDO
AL MEDITERRÁNEO
Entre
brisas marineras
y
sonidos delicados,
las
olas van altaneras
con
sus ritmos endiablados.
Mirando
al Mediterráneo
se
repiten las nostalgias,
y
como cualquier foráneo
te
sueles llenar de magias.
El
mar nos marca distancias
y
las noches te embelesan,
vivimos
entre arrogancias
cuando
las olas se besan.
Las
palmeras de Alicante
van
adornando sus playas,
todo
parece un sedante
de
sus pólvoras y trallas.
Ese
azul tan reluciente
que
brilla en la lejanía,
hace
más grande su ambiente
mientras
derrocha alegría.
Reluciente
de armonía
en
las noches solitarias,
el
mar te da simpatía
sin
penas extraordinarias.
El
Mediterráneo baña
toda
costa levantina,
y
es el reflejo de España
por
su sentir y su clima.
Las
olas se van y vienen
como
preciosas caricias,
y
a sus costas les convienen
el
gozar ciertas delicias.
Alicante
con semblante
de
pasiones y palmeras,
es
tierra de buen talante
con
eternas primaveras.
G X Cantalapiedra.
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