martes, 25 de abril de 2017

AQUELLOS AÑOS DE 1950

AQUELLOS AÑOS DE 1950,

Corrían en Castilla la Vieja, aires de emigración y tristeza, en aquellos malos años, donde la agricultura, era tan solo un medio de subsistencia, para muchas familias campesinas. El dinero que lograban sacar de sus cosechas, apenas les daba para poder vivir con dignidad, y los obreros sin otros ingresos, que los de su salario, se quedaban para tan solo poder comer malamente. Llegaron noticias, de que en Las Vascongadas, se precisaba mano de obra, y pronto la emigración crecía, sin apenas las gentes de aquella época, se parasen a pensar en tan radical viaje, que fue el pan de cada día, ya que las personas que allí se marcharon, fueron tirando de sus familiares y amigos, para poder progresar, y ser un poco más libres. Aquellos terribles años, hicieron que el amor a la tierra, en algunos casos desapareciera, y con razones suficientes en otras, maldijeran sus raíces castellanas, ya que en muchos casos, cuando entraban a trabajar, en lugares importantes, y pedían referencias de sus comportamientos, los caciques de entonces de sus localidades, casi siempre daban malos informes, de todos los humanos que tuvieron que elegir ese camino. No es extraño, que algunos emigrantes, no quisieran volver a pisar su tierra, y terminaron su vida, en aquellas tierras del Norte de España, sin querer saber más de sus antepasados, a los que en algunos casos, trasladaron a finalizar sus últimos días, lejos de su lugar de nacimiento. Mi propio padre, tuvo la maleta preparada, en aquellas fechas, año de 1953, para irse a vivir a Baracaldo, lugar donde tenía a su hermano y sobrinos, además de el mejor amigo de su juventud, con el que le unía una amistad, de toda la vida. Aún recuerdo a mí abuelo materno, con su capa negra castellana, cuando llego a la casa de mis padres, para tratar de impedir, que mis padres y todos mis hermanos, acabáramos viviendo, en aquel pueblo grande de Vizcaya, Sus palabras fueron rotundas, sus pensamientos eran cómo leyes que teníamos que respetar, Mis padres tenían medio apalabrado, la venta del carro, burros y fincas, para con ese dinero, poder comprar una vivienda en aquel lugar, donde los emigrantes de mí tierra, habían marcado su paso por dichas tierras, digamos, que durante la republica, hubo una joven que llego a ser la secretaria de la juventud socialista de Baracaldo, y que termino sus días en Bélgica, donde marchó allí con niños expatriados de Vascongadas, ella se llamaba, Esther Cantalapiedra. Digamos que Baracaldo, tuvo en algunos momentos, más paisanos míos, que habitantes quedaron en mí villa, las iniciativas de poder ser una persona más preparada y poder dar a los hijos, muchos más estudios de los que ellos habían recibido, era otra de las metas con las que soñaron muchos emigrantes. Quizá suene mal lo de emigrante, pero entonces no se usaba la palabra inmigrante, eran tiempos donde Juanito Valderrama, se le escuchaba en radio, cantar esa canción que algunas personas les hizo llorar. Hoy que han pasado muchos años, hay personas mayores que siguen llamándose emigrantes, y siguen recordando a sus hijos y nietos, muchas de las razones, por las que tuvieron que marcharse, sin esperar ni un minuto más, hace un mes, falleció un amigo mío en esa tierra Vasca, Maxi, me enteré tarde, sí no hubiera ido, a darle mí despedida, ya que cómo muchas personas de su entorno, eligieron el poder descansar en esa tierra, donde muchos castellanos, reiniciaron su vida, para poder ser más personas, y sentir los problemas de aquella época, donde se conocía la miseria, en muchos hogares de la Castilla Profunda. Que tuvieron una digna oportunidad de mejorar, y a la vez de hacer realidad el futuro de sus hijos, dándoles estudios, para sentir la cultura que ellos no pudieron tener.         G X Cantalapiedra.   25 – 4 -  2017.        

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