martes, 5 de noviembre de 2019
CUANDO AMARRAMOS A UN PUERTO
CUANDO AMARRAMOS A UN PUERTO
Cuando la vida se amarra
a cualquier lugar del mundo,
el pensamiento se agarra
sin ver penoso su rumbo.
Sin preguntar los motivos
ni las raras intenciones,
nadie conoce adjetivos
que arreglen las negaciones.
Cuando amarramos a un puerto
buscando cambiar de vida,
notamos como un aliento
de ver la tierra elegida.
Las amarras de Alicante
se divisan cada tarde,
es sentir cierto semblante
de no vivir nada en balde.
Amarrado a las palmeras
con sus caricias de vuelo,
sintiendo las primaveras
que siempre te dan consuelo.
Las amarras de Alicante
no precisan muchos hierros,
las puedes tener delante
y no percibir encierros.
La menta te va marcando
tus senderos de armonía,
y vas contento cantando
tu fabulosa alegría.
Las amarras las adoras
al vivir en compañía,
son señales seductoras
que alegran tu fantasía.
Sueles mirar sus colinas
como buscando testigos,
y vives horas divinas
sin percibir enemigos.
G X Cantalapiedra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario