jueves, 22 de octubre de 2015

BAEZA Y EL BURGO DE OSMA.

BAEZA Y EL BURGO DE OSMA Como testigo del tiempo que paso Antonio Machado, recorriendo algunos templos con un arte inusitado. Sus frases fueron marcadas sin explicar los motivos, a la vez que condenadas entre negros adjetivos. Machado marcó caminos entre verdes olivares, y en Soria dejó destinos de frases muy peculiares. Es Baeza y el Burgo de Osma dos ciudades con murallas, donde existe alguna loma que conocieron batallas. Catedrales con historia de tiempos de reconquista, que algunos llaman de gloria y que saltan a la vista. Hermanadas y distantes con acento religioso, viven entre sus instantes cierto pasado armonioso. Sombras de fe compartidas en muchos de sus hogares, voces que no son fingidas si rezan en sus altares. El Burgo toca pinares que son su cuna y leyenda, Baeza cuidando olivares en cualquiera de sus sendas. Hermanadas por Machado entre brisas de obediencia, su pasado es amarrado a leyes de intransigencia. Castilla vive presente entre gestos de grandeza, donde vive el penitente su pasado de nobleza. La distancia marca losas de sus milenarias huellas, sombras de luces y fosas que sueñan las noches bellas. Contemplando su armonía las dos ciudades se crecen, sus piedras son simpatía y pienso que no padecen. Vientos que llegan deprisa sobre sus losas pisadas, las dos conservan la brisa de procesiones rezadas. Amarradas al pasado, sin renunciar al presente, Machado dejó marcado su sentimiento valiente. Los años se van volando sin entender de cantares, Machado nos va enseñando los ecos de sus lugares. Desde los valles de Soria El Burgo tiene su signo, en Baeza existe la gloria de un tranquilo cristianismo. G X Cantalapiedra. 22 – 10 -2015

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