jueves, 3 de mayo de 2018

AYER PASE POR PEÑALBA


AYER  PASE  POR  PEÑALBA

Ayer pase por Peñalba,

la verdad que tuve miedo,

es una historia que clama

sin llegar a ser enredo.



La verdad no la consigo

ni con los temidos sueños,

el pasar no es un castigo

por saber mucho de empeños.



Una noche de verano

sin brillos y sin luceros,

notando un frío serrano

sobre los campos austeros.



Era sobre el mes de agosto

y me noté muy sereno,

no tuve frío en el rostro,

ni debí tomar veneno.



Cruce los Altos de Ayllón

y aterrice junto al Duero,

con una rara impresión

de no ser aventurero.



Cuando cruzo por Peñalba

se me va erizando el pelo,

hasta el coche se levanta

con un triste desconsuelo.



Los misterios siguen vivos,

con algunos hombres muertos,

temiendo los adjetivos

que anulan los sentimientos.



Entre los altos más altos

quedan algunos recuerdos,

formando a veces los llantos

que tienen los hombres cuerdos.



Los misterios de Peñalba

solo los descubre el tiempo,

existe siempre la traba

que puede trazar el viento.

      G X Cantalapiedra.

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