lunes, 13 de julio de 2015

NO FUE POSIBLE AQUEL TRATO

NO FUE POSIBLE AQUEL TRATO Aquella noche de octubre de 1995, dejo marcadas a tres personas para el resto de su vida. Se encontraban en un garaje subterráneo, dentro del edificio donde antiguamente se asentó, el mesón más famoso de aquella zona norte, unida a Madrid. Uno de los tres hombres que allí estaban, trataba de comprar una plaza de garaje, a el mayor de los dos propietarios. Parece que el señor mayor tenia cargos de conciencia, por haber comprado la plaza de garaje, con el dinero que su esposa había ganado trabajando honradamente. Y que llevaba poco tiempo fallecida. El comprador empezó poniendo su oferta millonaria en pesetas por dicha plaza, el señor mayor dudaba, el vendedor viendo que era una buena oferta dudaba, pero de repente cuando los tres hombres hacían especie de corro, y sin saber como , ni encontrar explicación, la manguera del agua de lavar los coches, que tenia en su boca de salida, una pieza de hierro para acceder a dar más volumen o menos de agua, y que se encontraba alojada sobre un disco de una rueda de automóvil, con una hermosa llave de paso para dar salida a el agua que se usaba, y que en aquel momento se encontraba cerrada, salió volando por el aire con una fuerza inexplicable, soltando el agua con una presión poco normal, introduciéndose entre los tres hombres, sin darles en ninguna parte del cuerpo, pero pasando rozando sus caras. Los tres hombres se quedaron de piedra, la manguera no paraba de soltar agua, haciendo mil piruetas que era imposible de evitar, el agua mojo a los tres tertulianos, el trato quedo sin acabar, antes de abandonar dicho garaje, los tres hablaron de no contar nada a nadie, ya que posiblemente les llamarían locos, aunque dicho garaje, ya tenia fama de existir fantasmas, parece que las luces estaban de tal forma colocadas, que al andar se veían sombras caminando por todo el garaje, aquella fama y aquel disgusto, hicieron que se ocultara el tema, el comprador desistió de aquella compra, aunque alquilo otra plaza para su BMW, y continuo dentro del garaje, sin hacer jamás ningún comentario, el hombre que quiso vender la plaza, arrepentido por aquel que pudo ser el trato, se marchó de dicho barrio, y sus hijos usaron la plaza sin enterarse de nada de lo ocurrido aquella fatídica noche, a las doce y media,, cuando los fantasmas parecen marcar sus pasos, y así evitar que pasen al olvido sus voluntades,. Pasados unos diez años, se encontraron de nuevo el vendedor y comprador, y solo supieron decirse, aquella noche creo que tu esposa, se encontraba entre nosotros, y fue ella la que sin decir palabra, abrió la llave de paso del agua, sin dejarse notar, repitió, creo que los muertos nunca están del todo muertos, y cuando no se cumple lo prometido con ellos , tratan de darnos alguna dura y clara lección, el vendedor no le quedo más remedio que decir que sí, que eso era cierto, pero después comento, es mejor tenerlo callado que hacerlo publico, alguien no habría llamado locos o fanáticos, eso no lo contaré a nadie, ni siquiera a mis hijos. Su madre tenia demasiado carácter y otras cosas que tenemos los hombres. Después de dialogar un buen rato, se marcharon los dos cada cual por su lado. El tercer hombre no quiso que esta historia, se quedara en el olvido, y en un rato de relajamiento en un “desguace”, a las doce y media de la mañana, o sea medio día, me lo conto a mi, para que pudiera escribirlo tal y como paso, mi curiosidad por estos temas de misterios me hicieron ir con el una tarde después a conocer dicho lugar, donde pase un rato de estremecimiento, ya que al entrar nos recibió una hermosa rata, que parece que se había introducido por debajo de la puerta de dicho garaje, el aire era puro, no olía a nada de coches, me hablo que las luces las cambiaron de formato, para evitar algún mal trago a los conductores que pasaban miedo, en algunas madrugadas. Y que dejaron su plaza, por tener demasiado miedo, aunque uno de ellos es el propio hijo de el, el que sigue en otra plaza alquilada, sin hacer referencia a lo que su padre sufría cuando iba a recoger el coche a las cinco de la madrugada. Parece que los ruidos se hacían notar como si fueran mazazos, y a la vez carcajadas de las que el antiguo mesón tuvo bastantes. Esta historia vera la luz como me dijo el tercer hombre que fue testigo.de aquella noche de bandazos de la manguera del agua, aunque sus otros dos tertulianos, quisieran callarlo para siempre, G X Cantalapiedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario