lunes, 9 de marzo de 2015
DE SEÑOR A VAGABUNDO POR LAS CALLES DE MADRID
DE SEÑOR A VAGABUNDO POR LAS CALLES DE MADRID
La vida le fue marcando, con sus garras y pasiones, su vivir se fue anulando repleto de confusiones. De señor a vagabundo por las calles madrileñas, sintiendo como es el mundo sin ver las noches risueñas. Tuvo dinero y amigos que muy pronto se alejaron, sintiendo viejos castigos que sus pasos le anularon. Pasando muchas fatigas entre miserias mundanas, le dejaron sus amigas al ver sus ropas manchadas. En sus noches solitarias sin tener un mal cobijo, sufrió las cosas diarias de verse como un mal hijo. Entre promesas sin tregua le dieron mil soluciones, aunque supo que la lengua sabe bien de exclamaciones. Caminando entre cartones pasa noches tenebrosas, sin saber por que razones la vida le da esas cosas. Maldiciendo su presente se mira sus sucias manos, y quisiera estar ausente de comentarios humanos. Cada noche en solitario vive buscando cordura, notando que es un calvario esa vida de amargura. Las calles son su vivienda donde le miran de lado, quisiera tener la venda, de no verse condenado. Noche y día esta sufriendo sin poder buscar remedio, quizá se muera sintiendo sin saber cual es su medio. Sus ropas están mugrientas y no conoce salida, la noche le cierra puertas en penosa despedida. La vida le va marcando sin poder salir del hoyo, fue un señor que fue logrando vivir sin hablar de chollo. Ahora la vida le marca entre negros nubarrones, y su pasado se aparca en penosas sensaciones. Hoy la vida se le tuerce sin poder cambiar su rumbo, y en su soledad se emerge como un vulgar vagabundo. Nada espera de la vida en su marcha tenebrosa, siente en su pecho la herida de ver la noche horrorosa. Sin salida ni destino en esa terrible marcha, no quiere beber el vino que alivia el frío y escarcha. Solo con su cruz a cuestas sin pregonar su miseria, el jamás piensa en las fiestas al ser la cosa muy seria. El mañana se hace largo en sus penosas pisadas, su vida sufre el embargo de ver sus negras moradas. Este Madrid le acongoja al verse medio vencido, a veces piensa y se enoja si se ve comprometido. Nada tiene de futuro su presente tembloroso, todo lo ve tan oscuro que ve su rumbo dudoso. Sin esperanza ni ayuda camina con paso lento, fue señor de vista aguda que hoy conoce sufrimiento. Estos pasos de la vida son castigos penitentes, el hambre traza su herida en los momentos presentes. Nada vale ser constante ni vivir siempre pendiente, a veces cualquier instante te deja convaleciente. El señor que ayer soñaba con flores y buenas rosas, la miseria le aguardaba con sus penas temblorosas. Los ejemplos nos motivan cuando pisamos las calles, son pesares que se activan al conocer sus detalles. Miseria que va flotando sin tener fácil salida, mientras pasamos callando entre la gente querida. No tenemos soluciones para borrar ciertos hechos, más vemos complicaciones en gentes sin sus derechos. Quieres callar la conciencia y sentirte caballero, y conoces la indigencia cuando se les da dinero. Somos testigos del tiempo entre pobres previsiones, y preguntamos al viento si son raras tentaciones. El destino nos engancha con sus garras silenciosas, y la pobreza se ensancha sin hacer cosas hermosas. Me duele ser un testigo que no tenga soluciones, para ayudar al mendigo de sus malas conclusiones. La voz de la tierra grita para darnos sus razones, y parece que se agita por encontrar otros sones. Mendigos que son humanos con fracasos en sus vidas, hoy viven momentos vanos en sus horas deprimidas.
G X Cantalapiedra.
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