lunes, 2 de marzo de 2015
AQUELLA NOCHE TENEBROSA
El reloj marcaba las dos de la madrugada, aquel conductor de camiones se decidía a salir en su marcada ruta, con su flamante camión Pegaso, todo parecía normal, cuando subió a su cabina, pero no tardo mucho tiempo, en darse cuenta que la noche no le resultaría nada fácil, había circulado como unos veinte kilómetros de su casa, cuando se dio cuenta que la temperatura del motor subía demasiado, ya que el ambiente era más bien frío, no perdía la vista del termómetro del camión, para saber si acaso tenia una avería, minutos más tarde el marcador del aceite le daba otro susto, se encendía la pequeña bombilla de aviso de falta de presión en la bomba de aceite, anduvo como un kilometro, hasta poder parar en un lugar más tranquilo, y poder comprobar todo aquel cumulo de avisos peligrosos, entonces noto al bajarse de la cabina un fuerte olor azufre, el se quedo un poco asustado, ya que la carga que transportaba eran sacos de cereales, que llevaría a tierras de Cataluña, mejor dicho a Barcelona, comprobó aceite, anticongelante y liquido de frenos, y todo estaba en perfecto estado, comento en sus adentros, esto debe de ser algún cortocircuitos, que me va dando la lata, pero al abrir la puerta trasera del camión, un olor desagradable le echaba hacia atrás, no quiso subir encima de la carga, y decidió salir de aquel paso, sin mirar demasiado aquel olor de náuseas, que harían vomitar a cualquiera persona humana, El camión de nuevo en marcha, iba siguiendo su ruta, por tierras de Guadalajara, y sin darse mucha cuenta de sus pasados problemas, noto el conductor, como la dirección, no le obedecía, y el camión, no frenaba, y que sin previo aviso, se salía de la ruta, cogiendo una pequeña carretera, donde el silencio y la soledad, eran todo una incógnita, el camionero intento abrir la puerta de su cabina, pero estaba bloqueada, la luz de los faros era tímida y apenas lucia lo suficiente, para poder divisar el camino que llevaba. De pronto el camión abandono aquella estrecha carretera, y se introdujo en un camino agrícola, con muy mal piso para circular por el, no había andado ni un kilometro, cuando vio como unas luces de colores daban destellos bastante grandes, y notó como su camión sin poderle detener, se dirigía derecho hacia dicho lugar, la noche era fría, pero el camionero, estaba sudando por cada pelo una gota, sin darle tiempo a tomar ninguna decisión, su camión quedo en paralelo, con aquel vehículo de las luces brillantes que no producía ningún ruido, sintió como la parte trasera donde iba la carga, le parecía que sin apenas ruido, ni producir sonidos extraños, le estaban cambiando su mercancía de lugar, quería mirar en los espejos, pero el brillo de las luces le dañaban la vista, de pronto un ser raro, con una manos pinzas muy largas, se pusieron sobre el parabrisas del camión, el conductor se quedo paralizado, era un ser extraño, delgado y alto, que no pronunciaba palabra, pero que al camionero le daba susto el mirarlo, no tardaron mucho tiempo en hacer el trasvase, de la mercancía, el camionero comprobó que su batería estaba sin carga, según el marcador, no quería intentar arrancar, y se quedo medio paralizado, hasta que aquel vehículo, paralelo al suyo, le dejara tranquilo, que en aquel momento era lo que más deseaba, sin darse apenas cuenta, el vehículo debió salir volando, sin dejar ninguna señal que le pudiera dar algún dato, sobre aquel robo de cereales, con tanto misterio, que le había llevado en volandas, sin poder ejercer su voluntad, ya que el camión circulo durante bastantes kilómetros, si poder detenerle, ni dirigirle, el camionero de momento sintió un calor sofocante, que le daba por tener sueño, y sin poder impedirlo, se cayo sobre el volante, sin darse demasiado cuenta, debió de pasar varias horas, cuando despertó de aquel maldito sueño, y intento abrir la cabina, que sin ningún problema logro, salió a ver la parte trasera del camión, ya que era de día y empezó a recordar aquella maldita noche, y se encontró con la puerta trasera abierta de par en par, eso si, sin ninguna mercancía. Ahora le quedaba como poder explicar aquella maldita noche, para ser creído, sin ser culpado de tan tenebrosa historia, que seguro nunca las autoridades le darían por cierta, cerro las puertas del camión y retrocedió hasta aquella carretera, que era estrecha y con mal pavimento, luego el viaje hasta Madrid, seria un cumulo de pesadas preguntas que el solo se venia haciendo, durante todo el retorno de la que tuvo que ser su ruta. 2 - 3 – 2015
G X Cantalapiedra.
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