UN AMOR
PLATONICO QUE SE
QUEDO EN EL
OLVIDO
Corrían los años de mil novecientos sesenta y
uno, aquellos jóvenes de la provincia de Toledo, soñaban con poder ser novios,
y todo parecía que sería realidad, él un joven de dieciséis años, ella una niña
de catorce, aunque siendo de la misma localidad, no eran vecinos, pero en sus
miradas sentían algo más que una amistad, que aunque el destino, no parecía
estar de su lado, ellos parecían estar dispuestos a llevarlo a cabo, aunque las
dos familias no trataron de impedirlo. Pero tuvo que surgir la etapa triste y
dolorosa, de que las familias numerosas, tenían que salir a buscarse el pan de
cada día, fuera de su localidad, y aquella mujercita, femenina y muy delicada,
sin darla tiempo de poder reflexionar sobre aquel mozo, tuvo que abandonar su
hogar, y buscarse un empleo en el Madrid de aquella época. La joven recordaba
aquel joven con insistencia, y en sus sueños platónicos, le sentía cómo sí
estuviera con ella bailando, en aquel pueblo toledano, bastante grande, solo el
destino les separo para siempre, el joven no intento salir de aquel pueblo, y
espero algún tiempo, hasta ver sí volvía la mujer de sus anhelos. Todo fue
imposible, los medios económicos de ambos, lo hicieron imposible, ella empezó a
conocer los bailes de Madrid, entonces ya llamados discotecas, donde conocería
a un joven muy apuesto, incluso menor que ella, aunque tan solo se llevaban un
año de diferencia, y sus viajes a su pueblo toledano, eran cortos y casi
siempre acompañada, sin esperar cambiar su vida ni su relación. Aunque en sus
visitas a su antigua vivienda donde aún estaban sus padres, aquel joven la
seguía mirando, y con la vista la decía lo mucho que deseaba, que hubiera sido
su esposa, Más el tiempo marchaba en su contra, el joven se caso con una joven
de su localidad, aunque sin olvidar aquel amor platónico, y aunque tuvo hijos,
en sus largas noches toledanas, se le venían a la mente, todas aquellas
carreras, con aquella joven para que no les vieran los padres de ella, que no
hubieran aceptado, su relación con una edad tan temprana, ella tenía hermanas,
que la avisaron de tan temprano recorrido, y tan solo en la memoria de ambos,
continuaba aquel recuerdo de infancia o juventud. Pasados más de cuarenta años,
coincidieron en una fiesta en su localidad, él al verla a ella ya mayor, más
bien cuidada y arreglada, no pudo por menos que dirigirla la palabra, aunque su
esposa, le mirase cómo sí hubiera hablado con el demonio. Las dos personas ya
mayores, sin tapujos ni mayores comentarios, se marcharon a sus respectivos domicilios,
para poder continuar la fiesta por la noche, Más el no pudo asistir, se ve que
su esposa alguna noche, mientras el soñaba, pronunció el nombre de aquella
mujer delicada y femenina, y al parecer no estaba dispuesta, a ver que su
marido la mirase de frente, y su amor platónico, fuera un poco realidad, impidiendo
su presencia en dicha fiesta, la distancia cada día se hizo más grande, ella
tenía un modo de vida, mucho más activa y cómoda, su esposo siempre la adoro, y
jamás la faltaron sus regalos y caprichos, y su andar por la vida la enseño a
ser alumna, de la cultura más intelectual, escribiendo varios libros, y
haciendo sus críticas a políticos y a las personas que solo saben robar. Sus
caminos cada día se verán mucho más alejados, aquellos años de juventud se
alejaron, y en sus mentes tan solo quedan recuerdos, de lo que pudo a ver sido
sus vidas, sí no hubiera sido por la emigración forzosa, que tuvo España en
aquellos duros años, donde muchas personas perdieron sus ilusiones, sin poder
dar marcha atrás, el tiempo fue el juez y castigo, de romper muchos sueños
juveniles, no solo en Toledo, sí no en diferentes lugares de las dos Castillas,
lo mismo que en Galicia Extremadura, y otros lugares de nuestra querida España,
para poder salir adelante, y olvidarse un poco de aquella gran miseria que
tenía el campo, en aquellos tristes años. G X
Cantalapiedra.
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