lunes, 14 de agosto de 2017

ERAN LAS CLARAS DEL DÍA

ERAN  LAS  CLARAS  DEL  DÍA
Corrían vientos del norte,
sobre la estepa soñada,
la vida puso el soporte
a una vida liberada.

En aquel sufrido día
algún lamento dejaba,
un joven con su alegría
a otra tierra se marchaba.

Sombras tristes de agonía
la madrugada marcaba,
no era tiempo de armonía
su familia le lloraba.

No existes palabras bellas
cuando la vida nos marca,
ni puedes buscar centellas
si en otra tierra te embarca.

Eran las claras del día
y el viento dejo sus huellas,
con su penosa armonía
borrando del cielo estrellas.

Las luces de la mañana
se marcharon en silencio,
y una juventud temprana
no quiso sufrir desprecio.

Eran las claras del día
de un domingo de mañana,
donde mucha fantasía
no quiso la vida ufana.

Se fue marchando la noche
sin entender la plegaria,
que una madre puso broche
a una senda solitaria.

La campana sonó fuerte,
y el viento la acompañaba,
atrás quedaba la muerte
que poco a poco llegaba.

     G X Cantalapiedra.

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