miércoles, 5 de agosto de 2015
LA MINA DE LA CAMOCHA FUE SU PARADERO
LA MINA DE LA CAMOCHA EN ASTURIAS FUE SU PARADERO
Corrían los años 1960, el trabajo en los campos de Castilla, era difícil y mal pagado, para muchas personas , la única solución era la emigración, y dentro de ella el norte de España. Parecía ser la salida idónea, para poder mejorar la vida del trabajador. En aquellos años de dificultades económicas, se veían salir diariamente, familias enteras de la Profunda Castilla, camino de Vascongadas, Barcelona y Asturias. El joven de la historia, se marchó una mañana, con solo dieciséis años de edad, en su equipaje llevaba la ilusión de poder ver el mar, ya que nunca lo había podido visitar, además tenia el corazón dispuesto para trabajar, en cualquier mina de carbón asturiana, su viaje hacia tierras asturianas, le hicieron recapacitar, lo que podría ser su futuro, su viaje termino en Gijón, donde tenia un familiar cercano, que le había indicado, la posibilidad de encontrar trabajo, en la mina de La Camocha, cercana a Gijón, al llegar a la estación de ferrocarril, le esperaba su familiar, para acompañarle a su domicilio, donde pudo pasar dos días descansando, y conociendo las costumbres de aquel nuevo paisaje, siendo el familiar quien le llevo hasta las oficinas de la mina La Camocha, donde solicito su ingreso en plantilla, que pasados dos días, seria el lugar de trabajo de aquel joven castellano, donde le destinaron para ser entibador, de los túneles de dicha mina, Su jornada de trabajo, era menos larga que en su tierra castellana, pero el miedo a la silicosis, le produjo un sentimiento, de ver que el aire que se respiraba en dichos túneles, a veces se hacia insoportable, aunque pensaba, esta vida de minero, quizá sea más corta que en la agricultura, pero el dinero que se gana, es mucho más y en menor tiempo, al salir de la mina tomo la decisión de visitar una academia de cultura general, donde conoció nuevas personas con distintos objetivos, aunque el seguía sin dejar de ser un minero con todas las consecuencias, una vez que cumplió los dieciocho años, se propuso sacar su carnet de conducir, y en poco tiempo, consiguió su objetivo, sin renunciar a su vida de minero, pasado algún tiempo, un compañero de trabajo, le fue declarado el tercer grado de silicosis, dejando la mina y con muy poca salud, ya que se sentía asfixiar, cuando realizaba cualquier esfuerzo, El joven castellano, sintió el respeto hacia el trabajo realizado, y en pocos días, dejo la mina de La Camocha, para entrar de conductor de una furgoneta, de reparto de mercancías, que efectuaba por toda la región asturiana. Al mismo tiempo se seguía preparando, para que su cultura general no se quedara en punto muerto, aunque dentro de su corazón seguía latiendo con fuerza, la canción de Santa Barbará bendita patrona de los mineros, y de vez en cuando se acercaba, a la boca de la mina, para sentir el olor del carbón y su ambiente minero, quizá nunca dejo de ser minero, en unas vacaciones en su tierra, acompañado de su esposa e hijos, dentro de el bar donde su familia, aun pasaba algunos ratos, se le sintió como su voz de minero, lanzaba el grito de “Viva Asturias borracha y dinamitera”, para después cantar la canción entera, donde esas frases “de tengo la camisa roja de sangre de un compañero”, calaban en la gente de su pueblo, los viejos amigos sabían de sobra, que ya no ejercía de minero, ahora tenia una pequeña empresa de transporte, que le hacían llevar una vida más cómoda y con mucho menos peligro, de acabar con los pulmones obstruidos, por el polvo del carbón, pero todo aquello, era el reflejo de aquellos años, donde mucha gente castellana, se marchó a la aventura, sin saber donde podría terminar su aventura de emigración, La Mina de La Camocha, en Gijón, fue un lugar de esos, donde las regiones se unificaban, entre sus mineros, que no todos eran asturianos, si no de diferentes lugares, y opiniones, fue un cruce de culturas y pensamientos, que la hicieron ser la mina más conocida, de las cuencas asturianas, y donde muchos mineros enfermaron, de tan maldita enfermedad, como es la silicosis, aunque en su pecho el corazón siga sintiéndose minero, aunque no pisen la mina, el joven castellano, hoy día es un señor mayor, jubilado, pero su mente y corazón, siguen siendo mineros, y quizá muera con el pensamiento, de que fue una etapa en su vida, que le marcaria para siempre, y así les contó en su tierra, a sus viejos amigos, G X Cantalapiedra.
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