jueves, 6 de agosto de 2015

EN CUIDADOS INTENSIVOS DEL HOSPITAL

EN CUIDADOS INTENSIVOS DE LA U,V,I DEL HOSPITAL Eran las dos de la tarde, de aquel caluroso mes de junio, cuando el hombre sufrió una terrible angina de pecho, estaba saliendo del bar donde terminaba de tomarse un refresco con su aperitivo, sintió como el pecho se les dormía, y el corazón latía con fuerza, sin guardar el ritmo normal, quiso retroceder hasta el bar, pero se cayo sin tener fuerza suficiente sobre la acera, tuvo la suerte de que en ese momento pasaba por el lugar, un A,T,S, quien le apoyo contra la pared, del bar, y le dio masajes en el pecho. hasta que llego el famoso SAMUR. La ambulancia tardo pocos minutos menos de diez, y enseguida sacaron la camilla, y le subieron todo lo deprisa que podían , a dentro del servicio sanitario, que sin tardar apenas segundos, su sirena se hizo efectiva, sonando para conseguir que su camino fuera lo más breve. El hospital no estaba muy lejos de donde ocurrió este contratiempo, una vez allí, las puertas se abrieron, y el medico de guardia le concedía toda la urgencia necesaria, para que fuera llevado a la U,V,I. que sus letras abreviadas significan, Unidad de Vigilancia Intensiva. Donde después de varios días de tratamiento y cuidados, parecía que la enfermedad podía ser controlada, aunque su familia, cada hora que pasaba, sentía la necesidad de saber algo referente a su problema, todo eran evasivas, y palabras técnicas, que la familia del enfermo, ni entendían ni comprendían. Aunque deseaban cada tarde pasar a verle de cerca, enchufado a tuberías y cables para poder seguir con vida, el problema era de mucha envergadura, y a la vez de mucha paciencia, el hombre enfermo, desde su cama de la U,V,I, veía a sus familiares, que estaban nerviosos, y el comprendía que su caso, no debía de ser nada grato ni para los entendidos en cardiología. Pasaron otros días más y el enfermo no mejoraba, su corazón tenia demasiada prisa unas veces, y otras parecía agotado del todo. Los enfermeros que cuidaban al hombre, no solían comentar nada con su familia, a las preguntas de los familiares, les contestaban no sabemos nada de lo que aran con el los médicos. El enfermo sentía su drama, sobre su mente pasaban cantidad de detalles, con sus consecuencias en aquel momento, pensaba, si no hubiera abusado del tabaco, quizá no estaría sufriendo esto, y si las copas y cervezas que me bebí en la vida, hubieran sido menos, quizá no tendría que pasar estos vaivenes del corazón. Todo eran preguntas en mente, y todo tenía su respuesta sin palabras. Las maquinas allí instaladas, no paraban de funcionar, marcando diferentes temas abiertos, de los que los enfermos allí presentes, no sabían su cometido. Todo eran interrogantes, todo se volvía penalidades, de vez en cuando corrían las cortinillas, para impedir que viesen los traslados al tanatorio, y que no pensaran en la muerte próxima, Aquel hombre sentía como su final se aproximaba, como cada día se notaba con menos fuerza, y su corazón se afligía mucho más que el día que le llevaron hasta ese lugar, donde en aquel momento le salvaron la vida. Quería ser optimista, no entendía como a su joven edad, tendría que dejar este mundo, solo le sujetaba esa forma de pensar, para que el día menos pensado, pudiera abandonar aquella sala, donde todos los enfermos, eran verdaderos problemas sanitarios. Una mañana al visitar el medico jefe las salas de la U,V,I, le dijo al hombre que allí llevaba casi un mes, “Ahora mismo le pasaremos a una sala normal, eso si con algún aparato para controlar su corazón”, El enfermo de la U,V,I, casi le dieron ganas de pegar un salto de alegría, por fin veía la salida a su triste y duro proceso, un camillero llegó para trasladarle, y entonces desde la camilla, empezó viendo aquellos largos pasillos, con luces en la parte alta del techo, y quería recordar su entrada en urgencias, pero no lo tenía en la memoria, aquel fatídico día de su ingreso, todo era como un sueño borroso, donde nada parecía claro, y en aquel momento no quería saber más de su fatal enfermedad, aunque aun tuvo que permanecer en dicha habitación casi dos horas solo, al no saber la familia, que había sido trasladado a una habitación del hospital, y donde días después saldría de nuevo a la calle, eso si con el sentimiento de no volver abusar del alcohol ni del tabaco, para poder continuar en esta mundo, viendo como su familia, se molestaban por el, sin dejarle ni un solo momento a solas, y tratándole con el mimo de un niño que empieza sentir sus pasos, G X Cantalapiedra.

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