jueves, 28 de mayo de 2015

PERDIENDO LAS ESPERANZAS

PERDIENDO LAS ESPERANZAS Aquella noche del mes de agosto, se presentía el miedo en aquel pueblo, que siempre fue tranquilo. Pero la llegada de una camioneta, puso al vecindario en pie de alerta. No había pasado ni diez minutos de su llegada, cuando los pasos de gente uniformada y haciendo sonar sus botas, dieron a la gente de aquella localidad ponerse a la defensiva, sonaron golpes sobre alguna puerta, llamando por su nombre a ciertos vecinos, que en aquellos momentos abandonaron su pueblo, por las partes de atrás de sus casas, el monte se encontraba no muy lejano, y todos al unisonó, decidieron marchar a esconderse allí, Pronto los hombres uniformados, golpearon las puertas y sacaron a sus moradores hacia el centro del pueblo, pero no a sus hombres que en el silencio de la noche caminaban buscando la oscuridad para no poder ser detenidos, el sufrimiento fue grande para niños y mujeres, algunos de los hombres uniformados, llevaban correas de piel, con lo que azotaban a niños ancianos y mujeres, sin dejarles ni preguntar el por que tenían que sufrir esa grandes humillaciones. Los vecinos del pueblo consiguieron llegar hasta el monte que no estaba muy lejos del pueblo, allí decidieron adentrarse entre los pinos y encinas, para conseguir estar escondidos, ante la temida presencia de aquellos que su intención hubiera sido fusilarles. Pronto amaneció y esperaron a ver que había pasado, no tardaron mucho en ver llegar a un anciano, que con la cara marcada de golpes y moratones, les venia avisar de lo que había pasado en aquella terrible noche en su pueblo. Todo parecía una horrible masacre, alguna persona había sido ahorcada por guardar su silencio de compromiso, y el miedo flotaba en el ambiente de las personas que habían sobrevivido a dicho allanamiento. Los hombres del monte decidieron seguir caminando hacia la desesperación de buscar algún lugar un poco más seguro. Después acordaron que al anochecer volverían a su pueblo, y con herramientas de trabajo, tratarían de hacer frente aquella gente uniformada, aunque parecía una locura lo que ellos pensaban. Pero el futuro estaba demasiado dudoso, no podían seguir escondidos entre los pinares y arbustos, sin comida ni agua. Al llegar al pueblo ya era de noche, las calles estaban desiertas, entonces cada cual trato de buscar la entrada de su casa, por la parte trasera, para no ser vistos por los vigilantes uniformados. No habría pasado ni diez minutos, empezó un flamante fuego en un pajar, entonces sonó la campana de la iglesia llamando al personal para apagar dicho incendio. El fuego pronto de nuevo se inicio en otro pajar distante, el humo y el olor a paja quemada, se dejaba notar sobre todo aquel pueblo que esperaba cualquier cosa de aquellos uniformados fanáticos, nadie sabia nada de nada, pero cada cual trato de vengarse de aquellos hombres sin conciencia, que tanto daño habían traído aquel tranquilo pueblo, la muerte parecía el único sentido de su sed de hacer daño, las hoces y pinchos funcionaron, y los tiros sonaban por todas partes, los heridos y muertos se veían por sus calles, y la desesperación de sus habitantes era tremenda, fueron horas de miedo y terror, cuando amaneció el nuevo día, aquel tranquilo pueblo, contaba los muertos por sus calles, las mujeres que aun estaban vivas, buscaban a sus seres queridos, sin poder algunos ni siquiera reconocerlos, el alcohol y la gasolina, había servido para aniquilar a los uniformados salvajes y asesinos, que trataron de romper la paz de aquel tranquilo pueblo, y que la noche que ocuparon, solo les dio placeres de muerte y violaciones a mujeres, por eso la noche siguiente los hombres de aquel pueblo vengaron sus vidas a costa de encontrar también la muerte, pero dejando a los uniformados, siendo pactos de las llamas y de herramientas de trabajo agrícola. Nada seria igual en aquel pueblo, algunos niños ya nunca serian felices, al faltarles el padre o la madre, en tan terrible matanza. Aunque en su interior tuvieron la suerte de ver como los asesinos del pueblo, caían sin poder realizar más horribles crímenes. G X Cantalapiedra.

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