viernes, 8 de mayo de 2015

ERAN AÑOS DE AMARGURA Y SUFRIMIENTO

ERAN AÑOS DE AMARGURA Y SUFRIMIENTO En aquel año de 1930, en la profunda Castilla, sobraba mucha mano de obra trabajadora, y la inmigración era la única salida, aquel vivir de miseria, en las plazas del los pueblos, se contrataba a las personas por muy poco dinero, y encima con desprecio, los jóvenes se sentían más obligados a salir de aquel punto de confusiones y hambre, y a diario se solía comentar quien seria el siguiente que tomaría su maleta de madera, para iniciar su camino hacia lo desconocido, al final de dicho verano, un joven decidido cogió el rumbo de marcharse hacia el norte de España, sin saber donde terminaría su penosa aventura, con un borriquillo un hermano más pequeño le acompaño a la estación de ferrocarril de Pozaldez, para poder ir un poco más descansado, aunque en su maleta poco llevaba, un par de mudas y un pan redondo candeal, con un poco de chorizo, el joven no tenia suficiente dinero para comprar el billete que le conduciría hasta Bilbao, hablo en la estación con otro joven parecido a el que quería seguir el mismo camino, entonces decidieron subir en el primer tren que hiciera su parada en aquel lugar, pronto llego un tren de mercancías, y sin pensárselo dos veces, subieron a un vagón donde se acoplaron entre las cajas y bultos que dicho tren transportaba, el hermano pequeño, de nuevo volvió hacia su lugar de origen, sin dar muchas explicaciones, de cómo su hermano mayor había subido al tren. Pasaron dos días sin bajarse del vagón, y aguantando el frío con el miedo de ser vistos, pero con la ilusión de poder llegar hasta la ciudad que se habían propuesto, habían recorrido mucho más de medio camino, en aquel tren, y entonces decidieron bajarse y encontrar el medio que les llevara hasta Bilbao, que seria en un tren tranvía que tardaría bastante tiempo. Una vez en la ciudad de Bilbao, preguntaron donde podrían encontrar trabajo, y un ciudadano vasco les indico , que en Baracaldo, lugar próximo a dicha ciudad, sin pensarlo dos veces los dos jóvenes se dirigieron hasta aquel pueblo camino de Santander, una vez allí preguntaron donde podían alojarse y trabajar, no les fue nada difícil, se encontraron con un paisano que les llevo a su casa del barrio de San Vicente, y al día siguiente empezaron a trabajar en unas obras de las calles de Baracaldo. Donde la zona industrial se estaba afincando , llamada el Puente de Simón Drogas. El joven de la profunda Castilla, empezó a tener muy buenas relaciones, y se caso con una joven vasca, que además era lista y trabajadora, el se coloco en negocios de toda clase, donde el dinero fluía, y ni la guerra civil le causo ningún problema, supo saber vivir sin tener contratiempos importantes, con los años se hizo un hacendado, tenia locales en la zona de Bilbao, fincas rusticas y casas en distintos lugares, y llego a ser una persona importante en su tierra, donde un año financió la fiesta de su querida villa. Sin darse a conocer que el lo hubiera echo, tuvo dinero y amigos, y se codeo con los más pudientes de aquella comarca, donde el había nacido, y de donde un día salió camino de la inmigración, sin apenas dinero, y pasando calamidades hasta que un paisano le dio la mano y le puso en buen camino. Quizá la salud le dio algún susto, las pastillas de Roter, para el estomago, eran su eterna compañera de viaje, y aunque podía beber y comer sin miedo a quedarse en la ruina, tenia muchas limitaciones, que le hacían ser una persona con muchos prejuicios, que le acompañaron hasta el día de su muerte, que seria en tierras vascas, donde recibió sepultura, ya de bastante mayor. Sus hijos vendieron todo lo que su padre había comprado en Castilla, y dejaron de pisar en aquel terreno donde ellos no se encontraban en su ambiente. Han pasado algunos años, pero su apodo sigue presente entre muchos paisanos que le tuvieron de ejemplo, cuando comenzaron su viaje, hacia lo desconocido, y sufriendo como aquel hombre muchas calamidades, que aun hoy se siguen recordando. G X Cantalapiedra.

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