miércoles, 2 de octubre de 2019
CUANDO MULTABAN POR TRABAJAR LOS DOMINGOS
CUANDO MULTABAN POR TRABAJAR LOS DOMINGOS
En aquellos duros años de la dictadura, del general Franco, hace ahora 66, años, ya que debió de ser por el año de 1952, al año 1960, más o menos. Mi padre un trabajador de la agricultura, que tenía en propiedad unas viñas, los domingos se pegaba un madrugón para trabajar en dichas fincas. Más aquel domingo recuerdo que sobre las diez de la mañana, mi padre llego a nuestra casa, y soltando palabras que yo no entendía entonces, comprendí que algo duro y raro, sucedía. Días más tarde un guardia civil, llamo a la puerta de casa, con una sanción de 250, pesetas, cantidad que mi padre no ganaba entonces en dos semanas trabajando. Aquello fue un castigo que nadie entendía, Mi madre tuvo que recurrir a un familiar cercano, mejor dicho a una de sus hermanas, para poder pagar dicha sanción, Aquel domingo según me enteré siendo mayor, fueron multados en la Villa de La Seca, bastantes trabajadores, y sucesivos domingos, hasta sancionaron a cazadores. Eran multas de gobernación, mejor dicho del gobernador de Valladolid. Por salir al campo en dicha fecha de domingo. Este estado de agonía, ayudo a que muchas familias que como la mía eran numerosas, se marcharan de mi Villa, para poder vivir un poco decentemente, Mi padre también lo intento, pero la familia de mi madre, que siempre le ayudaron, casi le impidieron dar ese paso, y su camino pensado era irse a Baracaldo, lugar donde varios familiares de mi padre le animaban a marcharse con ellos allí, ya que en aquellos años, La Cuenca del Nervión, se vio muy concurrida con los emigrantes castellanos, y de otros lugares de España. La situación de multar los domingos a quien saliera a trabajar, duro varios años, Tan solo en verano y Vendimia, el cura párroco, de cuyo nombre no me quiero ni acordar, daba el permiso para la recolección, El resto del año hubo gente como mi padre que trabajo por la noche, sin luces ni otros componentes, nada más que la luna, y antes del amanecer volvía con su bicicleta corriendo para casa, eso no le salvo de que en una madrugada, volviera a ser multado por el camino de mi villa digamos el Calvario Viejo, ya que lleva el camino su nombre, donde siempre ocurrieron desgracias. La Seca teniendo cuartel de la Guardia Civil, estuvo siempre en el ojo de aquellas leyes sacadas de la manga, de algún ministro o gobernador que entonces no pasaría necesidades, Los niños de entonces, pagamos las malas formas de ayudar a las familias más necesitadas, que sus padres responsables, se dejaban la piel y la vida trabajando en el campo, para poder vivir un poco mejor, y poder comprar a su hijos libros para ir a la escuela pública, Hoy en día aquellos niños de la dictadura franquista, que ya pasamos de los 70, años, recordamos como eran entonces los bandos que el pregonero de la Villa pregonaba por las calles, mientras las personas mayores de entonces, se mordían la lengua en la calle, y en sus casas sin gritar demasiado lo comentaban casi llorando. Eran tiempos donde la dignidad era morirse de hambre, muchas familias numerosas, o con padres ancianos que algunos ni tenían pensión de jubilación, de lo contrario, coger la maleta y los dos cacharros de la casa, y salir camino del Norte de España y en ello entra Cataluña, Asturias y Vascongadas. O marcharse directamente al extranjero, para al salir de mi Villa, soltar aquella frase tenebrosa, que decía, no volveré más a este valle de lágrimas, ni muerto quiero volver aquí. Estas palabras las escuché hace 50, años, en la Plaza de Los Fueros de Baracaldo. Aquel hombre amigo de mi padre lo cumplió. Soy testigo de estos hechos.
G X Cantalapiedra.
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