LA
MUERTE COMO DESTINO
No
quedaba más camino
que
ver la muerte esperando,
era
penoso su signo
con
un caminar callando.
Mujeres
desesperadas
entre
brisas turbulentas,
todas
ellas condenadas
a
morir con bajas rentas.
Cuarto
milenio marcando
las
notas de indiferencia,
la
historia quedo llorando
con
su mala referencia.
Temas
de llanto y de muerte
entre
brisas radiactivas,
no
puede existir la suerte
cuando
las penas motivan.
Cien
años entre silencios
de
penosa compañía,
fueron
tantos los desprecios
que
no cabe la alegría.
Jóvenes
que son marcadas
sin
ninguna trascendencia,
muertes
que son ocultadas
mientras
rompieron paciencia.
Penosas
vidas quemadas
sin
razones de existencia,
fueron
muchas sepultadas
reclamando
la inocencia.
Ahora
sabemos sus muertes,
para
siempre recordadas,
tristes
todos alicientes
entre
sombras marginadas.
La
cruz llevaron en vida
sin
entender sus razones,
su
juventud fue perdida
sin
conocer conclusiones.
G X Cantalapiedra.
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