sábado, 4 de octubre de 2014

SE PASARON MUCHOS AÑOS

SE PASARON MUCHOS AÑOS Las campanas de aquel pueblo castellano, empezaron a tocar en señal de alguna persona muerta. Pronto se corrió la voz del nombre del difunto. No tardaron mucho en llevar el cadáver de aquel hombre, hasta el tanatorio más próximo de su casa, que se encontraba en Medina del Campo. Los amigos y paisanos pasaron a dar las condolencias a los hijos y nietos, además de a su viuda, que después de cuarenta años de matrimonio le diría adiós, aquel hombre que fue rudo y trabajador, pero nunca amante, ni en su muerte. Todo se desenvolvía de manera muy normal, hasta que un hermano de la viuda que empezaba a darse cuenta de su nueva situación, le pudo hablar en el más absoluto silencio, enseguida le relato la conversación que hacia muy pocos días había tenido con su antiguo novio, dentro de una cafetería llamada Mónaco, en la plaza de Medina del Campo. Lo primero que la comento fue, que aquel joven que ella tuvo de novio siendo una chavalina, estaba viudo como ella, y que en aquella cafetería coincidió un domingo sin haber quedado con el para nada. El difunto se encontraba dentro de su ataúd, y sin embargo las palabras que el hermano conto a la viuda, la hicieron recordar su años jóvenes de mucha felicidad y fiestas, la habitación del tanatorio al ser hora de madrugada se encontraba casi vacía, en aquel momento el hermano la expuso su conversación con aquel viudo que se encontraba solo, en una ciudad del Levante. La viuda le comento que te dijo referente a nosotros, como si con ella solo fuera una pequeña parte del comentario, las palabras en aquel lugar, parecían como si el destino tomara sus cartas privilegiadas, eran futuro con la promesa que en los labios de aquel hombre ya mayor podría empezar un nuevo camino hacia su felicidad. los dos hermanos, charlaron durante bastante tiempo, ella comprendía que su vida en aquel pueblo seria monótona y aburrida, sus hijos ya no vivian allí, las propiedades de su difunto esposo, tampoco eran muy grandes, y ella nunca pensó en hacerse dueña de ellas, sus hijos eran personas independientes, y se habrían abierto camino con sus estudios, por eso aquello de querer empezar una nueva vida, aunque eran momentos para guardar silencio, la parecían muy de realidad, la conversación que el hermano mantuvo con su es novio, seria para tomarlo en cuenta. Pasados aquellos frenéticos días, de nuevo surgió el comunicado de aquel hombre que de joven intento ser su novio para toda la vida, la viuda no puso objeciones, hablaron por teléfono, quedaron para solucionar sus problemas, y un domingo por la mañana, antes de que saliera el sol, un coche grande la esperaba en la puerta de la casa que compartió con su difunto esposo, más de cuarenta años, la puerta se abrió, y detrás de ella aparecía una mujer no enlutada, y con un fuerte abrazo le recibió al que fuera su antiguo novio, subieron tres maletas y un gran bolso, en el maletero del automóvil, ella ocupo el asiento delantero, al momento el automóvil arranco sin apenas hacer ruido, y deslizándose por las calles de aquel tranquilo pueblo, salía camino de Medina del Campo, donde cogería la carretera que conduce a Madrid y después hacia Levante, todo parecía una novela con un guión demasiado deprisa escrito, pero la realidad era todo lo contrario, la viuda fue una esposa mal tratada, y despreciada por su ex marido, y siempre llego a saber, que aquel hombre a quien ella de joven no le escucho, era de verdad la persona que la había querido y respetado, por eso al subir al coche, sintió como si de nuevo empezara a vivir aquellos años de juventud, que se pasaron entre sufrimientos y dudas, pero que ya por fin estaban acabados, y en el simple contacto de sus manos, se daba cuenta de que las manos que ahora la acariciaban, eran tan sensibles que la parecía mentira, volver de nuevo a una vida de amor y libertad, acompañada de la persona que nunca debió de a ver dejado en su juventud. Y que ahora deseaba pasar el resto de su vida a su lado. G X Cantalapiedra.

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