domingo, 1 de diciembre de 2019
NOCHES TENEBROSAS DE LA PROFUNDA GALICIA
NOCHES TENEBROSAS EN LA PROFUNDA GALICIA
Aquella noche de 1950, del mes de noviembre, la niebla era la que dominaba toda la Ría de Eume, y aquel marinero que acababa de llegar del mar, con su pequeño barco de pesca, intentaba casi sin ver nada, donde podría amarrar su barco, que entre muchos problemas por el tiempo, por fin pudo llegar hasta al lado del Puente de Pontedeume, donde amarro con muchas dificultades, después de sacar la poca pesca que había logrado aquella tarde, puso sus pies camino de su domicilio. Pero el destino no le iba a resultar nada fácil, al llegar junto a la carretera que viene de Miño, sin haber pasado las curva peligrosa que allí continua, dos personas le sujetaron por detrás, para quitarle, la cesta de mimbre, que llevaba en sus manos, cargada de pescados, El hombre al verse sujeto y sin posibilidad de defenderse, apenas puso resistencia, ya que en esos momentos de la noche, nadie se movía por aquel recorrido, que durante el día era muy transitado. Con el miedo en el cuerpo, y sin poder hacer denuncia de aquel mal trago, ya que era su actividad bastante fraudulenta, y encima su vivienda tenía un huerto familiar, donde cosechaba verduras de la tierra gallega. El hombre aquel se alejó del lugar del atraco de pesca, ya que el hambre era en mucha gente el pan de cada día. Y se agarraban a cualquier comida que tuvieran de frente. Luego el hombre llegando a su casa con la poca visibilidad que le daba la niebla, comprobó como algo se movía en su huerta, intento entrar en aquel terreno de su propiedad, pero todo le parecía imposible, la imagen que él entre la niebla divisaba, no era nada más que un espantapájaros que el mismo había montado, para asustar a los pájaros, para que no le destrozaran su producción. La niebla le estaba haciendo temblar de frío, y el miedo a las sombras que entre las nieblas pasaban, eran unos momentos poco agradables, pensó enseguida en meigas, o brujos, y además en la mente llevaba todavía el gran susto de su pesca robada. Sobre el huerto anduvo como media hora o quizá más, y sobre una de sus manos, llevaba una hoz recortada, que era un arma que podía eliminar a cualquier ser humano. el miedo era grande, se revolvía contra su espalda continuamente, los ruidos de los arboles cercanos, le daban la impresión de que le estaban jugando una mala partida, el hombre marinero y hortelano, por fin decidió, meterse en su casa vivienda, y despertar a su señora e hijos, para contarles la desgracia de aquella noche, que le robaron el pescado, y que al llegar a su huerta, parecía que los fantasmas jugaban con él. Su esposa le tranquilizo, pero sin haber pasado demasiado tiempo, un golpe fuerte en el portal de su casa, hizo retemblar hasta la cama donde trataba de descansar. El hombre aquel sin demasiado miedo agarro un cuchillo, y sin pensarlo más se presentó en la puerta de entrada de la vivienda, gritando desde adentro, “Quien anda ahí” la respuesta fue muda, el silencio más absoluto se dejó notar, y mirando por las rejillas de dicha puerta, no consiguió ver a nadie, y dándose un paseo por el interior del portal, y al no volver a ver a nadie, decidió marcharse a la cama. Eso sí con la duda de aquel día tan misterioso, donde le robaron el pescado entre la niebla, y las imágenes que en la huerta se movían, le hicieron pensar en los misterios de Galicia. Donde a veces cualquier cosa puede ser posible. G X Cantalapiedra.
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