AQUEL MADRID
DEL AÑO 2015 , EN LAS
NAVIDADES
En aquellas navidades, aquel hombre, se sentía triste
y olvidado, su situación era desesperada, económicamente y sin el cariño de su
familia, sus hijos entre ellos dos varones y otras dos mujeres, se habían hecho
al ruido de dejar a su padre, en la soledad más terrible, el pobre anciano, sin
muchos recursos de salud, y sin apenas dinero, no podía mantenerse en pie,
algún vecino le traía víveres del mercado, y el dinero que cobraba de su
jubilación, desde el banco de su barrio, para poder sufragar los gastos de
mantención, además de los de luz y gas, y los recibos mensuales de la comunidad
de su vivienda. Todo parecía normal, sí el hombre se hubiera podido valer por el
mismo, pero se ve que la artrosis reumática que sufría, le dejaba muchos días
en cama, sin apenas poder poner el pie en el suelo. Las navidades le parecían un
tormento, ya que ningún hijo era capaz de llevarle a su casa a pasar dichas
fiestas. Aquel hombre pensó en suicidarse, en algún momento, ya que ni los nietos
se pasaban por su casa. Apenas podía dar crédito a su actual situación, de
desamparo. Los cuatro hijos ni se molestaban en llamarle por teléfono, ya que tuvo
que darse de baja por impago, al no alcanzarle la pensión de jubilado. En sus
ojos brillaban las lagrimas de abandono, la soledad tan amarga, después de a
ver sido un padre ejemplar, trabajador y amante de su familia, y ser un hombre
sacrificado en no tener ni vacaciones, para que sus cuatro hijos pudieran tener
estudios, que algunos aprovecharon para escalar posiciones en la sociedad. Sus
pensamientos se quedaban marginados, las lagrimas le dañaban las corneas de sus
ojos, y los cuatro hijos que apenas se comunicaban entre ellos, y sí alguna vez
lo hacían era para llamarse de todo menos queridos hermanos, jamás pisaban en
la casa que siempre fue de sus padres. La madre había fallecido el año de 2001,
y ya entonces, algún hijo pensó, meterle
al padre en la residencia más barata de Madrid, aunque fuera una cárcel, para que
no estuviera solo, y no les diera problemas de conciencia, apartándole de sus
amistades y vecinos, contra su voluntad, a lo que aquel hombre padre de cuatro
hijos no acepto nunca. Sin embargo algún hijo, trato de pedir la herencia de su
madre, a lo que ni los cuatro hermanos se pusieron de acuerdo, incluso un yerno
protesto, llamándoles a los cuñados “tiranos y malos hijos”, cosa que ignoraron
callando como sí no lo hubieran oído, y el padre ni se llego a enterar de tales
intenciones. Hasta que al llegar el mes de diciembre, de 2015. Un vecino llamo
al ayuntamiento por teléfono, y una asistenta social, paso por el domicilio
mientras los vecinos llenos de rabia, lo comentaron, lo que aquel pobre anciano,
estaba pasando, La asistenta social se puso en comunicación, con algún hijo,
sin poder entender, como existen seres humanos, que ni la voz de la sangre les
pone en guardia, pasando de la atención de las llamadas todos ellos. Aquel hombre
pedía morirse sin más, todo le parecía una condena que no merecía, el hombre
fue llevado a un hospital de la seguridad social, donde en aquellos días de
Navidad fallecía, sin nadie alrededor, con la sola compañía de las enfermeras que
dignamente le acompañaron en sus últimas horas, sin poder entender, como los
cuatro hijos se habían vuelto inhumanos y egoístas, sin importarles el ejemplo que
estaban sembrando en su propia familia. La vida no perdona a estos seres, que su
forma de vivir, es el quitarse a los padres de en medio, y poder coger todo lo que
tenga valor cuanto antes. Más dice un refrán castellano. Hijo eres , Padre serás,
con la vara que mides te medirán… Sí mandas a tu Padre o Madre al asilo, no le
des la manta entera, quédate la otra mitad que será lo que te espera. G X Cantalapiedra.
miércoles, 21 de diciembre de 2016
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