miércoles, 2 de noviembre de 2016

Y VOLVIÓ DE NUEVO AL "DESGUACE"

Y VOLVIÓ DE NUEVO AL “ DESGUACE” El año 2000, a Antonio el albañil, le toco la lotería, fue una cantidad bastante grande de dinero, y decidió marcharse a vivir a un barrio de moda, donde podría presumir de su nuevo estatus. Se decidió comprar un piso en el barrio de moda entonces de Madrid. Pinar de Chamartín, en la zona de Arturo Soria. Sus dos hijos, malos estudiantes y bastante desaliñados, con su esposa, parecían no estar muy de acuerdo, aunque Antonio, quería presumir, y ser el señor Antonio, esta vez no el albañil. Todo fue transcurriendo normalmente, hasta que se dio cuenta el señor Antonio, como le gustaba que le llamara el portero de la finca. Que aquella comunidad de vecinos, no le prestaban ninguna atención, tan solo un vecino que precisaba dinero, le fue dando señal de amistad, hasta que pudo comprobar, que las devoluciones de lo prestado, nunca regresaban a su bolsillo. Antonio, empezó a pensar, que aquel bonito y elegante barrio, no estaba hecho para él ni su familia, y los fracasos, y las malas caras que veía a sus vecinos, le estaban dando la razón. Era un día tras otro, el que sentía complejo de ser un hombre con poco dialogo y menos cultura, ante todos aquellos vecinos, de su portal, que se distinguían por sus puestos en la sociedad, gentes que tenían la mayoría carreras universitarias, y que hasta en el ascensor de su casa, se sentía discriminado. Llego cierto día a ir a la junta de la comunidad de vecinos, y apenas le dejaron hablar, y lo que pudo decir, con mala expresión y con poco conocimiento de la economía de dicha comunidad. Solo le sirvió para reconocer su poca preparación cultural, y darse cuenta que nadie le importaba su presencia allí. Antonio al ver aquellos desprecios vecinales. De nuevo volvió a su antiguo barrio obrero, donde sus antiguos vecinos le recibieron casi con aplausos, Antonio se dejo querer, entre abrazos y besos, volvió de nuevo a ser feliz, y tratando de ayudar a sus antiguos vecinos, que nada le pidieron, pero él mismo se daba cuenta de alguna necesidad, en sus propios amigos un poco olvidados. Al día siguiente, Antonio, regreso a su lugar de poder echar su partida de cartas, que era el “Desguace” del barrio obrero, donde hasta el día de tocarle la lotería estaba jugando en buena armonía. Y sin pensarlo demasiado, allí regreso con todas sus amistades, sin encontrar a nadie que le hiciera ninguna ofensa, ni desprecio. Sus dos hijos no habían perdido de vista su barrio, sus amigos eran los de toda su vida, y su esposa regresaba a su antiguo domicilio, a tratar de limpiarle y adecentarle, para poder volver a vivir allí, cosa que en menos de un mes se había hecho realidad. El moderno barrio de Pinar de Chamartín, les había caído demasiado grande y lujoso, su economía estaba a su altura, lo que no estaba a su altura, era el trato humano, de aquellas personas que se sentían más importantes que el señor Antonio el albañil, que no tenía ningún título universitario, y que apenas en su niñez pudo ir a la escuela. Eso sí en el “Desguace” todo el personal que por allí pasaba, le trataban del señor Antonio, sin hacerle la más minina indiferencia, el trato que allí recibía, era el de un ganador sin límites ni complejos, su vocabulario era el de un gran trabajador, su sencillez le dieron de nuevo un montón de amistades, que nada le pedían y nada de él esperaban. Solo de vez en cuando pensaba. Soñé con tener un ambiente feliz, en un barrio de lujo, y se ve que el destino me niega mis sueños, pero me los vuelve a regalar, al volver de nuevo entre mí gente, donde no quiero volver a salir nunca más, ni querer pisar aquel portal de mármol y grandes lámparas, y tener que aceptar que mí esposa, algún portero suplente, la haya obligado a subir por el ascensor del servicio, y a mis hijos, verles como drogatas, sin jamás a ver probado un porro. Así continua él señor Antonio, en su barrio de toda la vida. G X Cantalapiedra.

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