viernes, 12 de agosto de 2016

LA CUEVA DEL TÍO VILO

LA CUEVA DEL “TIO VILO” En una mañana fría del bonito mes de agosto, un amigo me decía habrá que cuidarse el rostro. Con un coche muy potente sin notar el mal camino, todo el campo reluciente viendo viñas de buen vino. La Lobera y Las Cañadas, Juan Clérigo de testigo, muchas viñas alambradas sin ser penoso castigo. El verdor siempre brillando como su bonito signo, en el campo fui gozando con un paisaje divino. En La Poza de los Lobos sin ser mitad del Camino, los vientos levantan coros que les teme el buen vecino. La Carretera del Puerto, allí cerca Los Erizos, sentí ver el cielo abierto sin ser caminos plomizos. Esa Carretera Blanca, que va camino del río, a la Ribera desbanca en las mañanas de frío. Me llevaron a la Cueva entre viñedos y pinos, donde la senda no es nueva temiendo los desatinos. Sentí la voz de la tierra entre ecos del “Tío Vilo”, nunca la historia se entierra si hacia el pasado perfilo. Hay caminos en la vida con cuevas que marcan signos, hoy La Seca marcha erguida con la fama de sus vinos. Aquella Cueva escondida de un ayer de vientos finos, no será ruta perdida aunque existen muchos pinos. Para volver a La Seca por diferentes caminos, habrá que buscar la tecla de los momentos divinos. Viñedos y más viñedos que hoy quisieran hilar fino, buscando sin ser enredos ese verdejo extrafino. La Ribera está marcando la Cueva del “Tío Vilo”. muchas huellas fui notando y todas tienen su signo. La Cueva sigue escondida, pocos saben su camino, su Ribera fue elegida como glorioso destino. Nunca quiso ser famoso en aquel lugar distinto, hoy me parece gozoso vivir tan extraño instinto. La Seca tiene sus cuevas con sus preciosos caminos, y algunas bonitas sendas con uvas de grandes vinos. G X Cantalapiedra.

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